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Mi Kabbala – 15 Tishrei, 5784 – Sábado 30 de septiembre del 2023. 

¿Cuarenta?

El Texto de Textos nos revela en Levítico 16:29, “en el mes séptimo, a los diez días del mes, afligiréis vuestras almas, y ninguna obra haréis, ni el natural ni el extranjero que mora entre vosotros. 30 Porque en este día se hará expiación por vosotros, y seréis limpios de todos vuestros pecados delante del Creador”.

El número uno ajat, אחת en hebreo simboliza a nuestro Creador, mientras que el dos es símbolo de unión y el tres es la integración entre el Creador y su obra, siendo el cuatro ese universo material que seguido del cero nos habla de esas pruebas que debemos superar en pro de nuestra elevación, lo que implica para algunos creyentes que el cuarenta nos lleva a través de la Tora, a comprender que Él siempre está con nosotros acompañándonos con su amor y misericordia. Traducción que se logra gracias a la gematría que toma de dichas letras y las palabras que conforman un mejorado significado al considerar esa relación entre todos los signos colocándoles significados numéricos adicionales.

Desde el mismo momento en que la vida probo al pueblo Judío, Él nos dejó claro a través de estas señales lingüísticas de Su palabra, ese mensaje que ratifica que Él siempre estará con nosotros: YD YHWH: 5+6+5+10+4+10 יד יהוה, lo que hace que esta cifra adicionalmente nos llame a recordar permanentemente que Su Mano siempre está ahí, especialmente apoyándonos en esos momentos de dolor o angustia producto de nuestro pecado, ya que Él quiere otorgarnos Su bondad perpetua y eterna mientras nosotros preferimos desobedecerle, razón de peso para que tengamos muchos años de aprendizajes.

Bondad tova חסד, que también nuestro Señor Jesucristo nos proyectó al invitarnos a perdonar hasta cuarenta veces a quienes nos hagan daño, o sea conforme a la infinita misericordia divina, con la esperanza que estos signos y símbolos nos lleven a priorizar nuestras relaciones a través de ese amor que Él nos legó y no, tras un enfoque de intereses económicos egoístas que por el contrario nos alejan de esas cotidianas decisiones trascendentes fraternales y serviciales que deben nutrirse con nuestras oraciones e incluso con ayuno en pro de ese crecimiento holístico e integral que nos posibilite esa revisión constante en pro de nuestro arrepentimiento al sabernos partes y por ende hermanos.

Más que sacrificios, el Creador espera esa reconciliación a través de Su obra, restaurando nuestras vivencias gracias al perdón para que Su mano nos lleve a ser más gratos, a expiar nuestras errores y fallas, como a la vez a elevar nuestra conciencia a través de la guía de su Santo Espíritu quien alivia nuestros resentimientos al buscar en esa introspección y transformación que ese profundo examen personal nos ilumine siendo el profeta Jeremías ירמיה Yirmeyahu inspiración para comprender que solo el Creador puede transformar nuestro corazón eso sí cuando nosotros asumimos su misericordia.

El Árbol de la Vida: nuestro Señor Jesucristo, como símbolo de esa misericordia divina nos llama al perdón que no solo se pide, se da, costumbre maravillosa del pueblo escogido que podemos multiplicar en las nuevas generaciones, no solo pensando en quienes nos afectan sino en no dejarnos infectar de ellos producto de molestias, agresiones, insultos, daños o hasta olvido, transformando así nuestras existencias, al sanar nuestro corazón al corregir.

El Texto de Textos nos revela Mateo 6:14, “porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; 15 mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas”.

Oremos para que con nuestras acciones de perdón enseñemos a perdonar.