Mi Kabbala – 21 Tevet 5784 – miércoles 3 de enero del 2024
¿Renacer?
El Texto de Textos nos revela en Isaías 9:5, “Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros, y se le darán estos nombres: Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz”.
Al nacer לְייַלֵּד. leyaled, en el embrión de este mundo estamos madurando para el verdadero nacimiento espiritual por ello para entender que en la Natividad nació nuestro Creador para denotarnos ese proceso debemos aceptar que la Luz del Creador renace a cada instante en nosotros de allí la importancia de asumir voluntariamente la responsabilidad de trabajar individual y grupalmente para ser Luz y a través de ese fluir que reconocemos hoy a través del amor, podamos integrarnos al Creador gracias a ese vínculo perfecto que enmarca el camino para nuestro diario trasegar y para dicho renacer.
Proceso de iluminación que va alterando nuestra mente y luego todo nuestro ser, para que seguidamente nuestros sentimientos se armonicen también a ese fluir universal logrando que aquel diario presagio de la muerte, mút מות, esa que parece nos aísla de la vida eterna, solo nos convoque a adherirnos como partículas divinas a través de cada una de nuestras interrelaciones hasta alcanzar finalmente ese objetivo trascendente de sabernos parte activa de su obra para así nacer a la vida eterna.
Incluso los ángeles מַלְאַךְ, malak, como mensajeros, nos recuerdan a diario que todo tiene un propósito, el mismo que se nos va revelando a través de cada intensión, deseo, pensamiento, palabra, interrelación e interacción en pro que nos hagamos más que conscientes de todas esas inconciencias que nos sofocan, iluminando así nuestro entendimiento hasta irnos reconectando con nuestra alma y esta a su vez gracias al despertar de ella logremos articularnos al Espíritu Santo que con su Haz de Luz nos guía.
Clamarle al Creador, אלוח Ēloah, a diario implica el integrarnos a esa fuente principal de Luz, nuestro Señor Jesucristo, gracias a esos entornos que se convertirán en los instrumentos que con sus informaciones nos proyectarán otra realidad, una en donde se inscribe ese programa divino que debemos completar voluntariamente en pro que incluso esas emociones adversas y sus resentimientos milenarios no sigan recreando nuestros incoherentes y oscuros miedos y así con esos destellos poder cumplir con el plan que desde un pesebre nos reitera que estamos llamados a asemejarnos cada vez más a Él.
Dina דִינָה justicia, como la única hija de Jacob nos deja claro como Iglesia que debemos iluminar nuestras vivencias con Su amor y transformar así este mundo, esperando así que en su segunda venida al terminar este paréntesis para los gentiles como creyentes logremos todos esa herencia de sabernos sus hijos al renacer, dando así a luz a través de nuestras vidas a ese fluir amoroso que debe guiarnos para reintegrarnos así a la creación gracias a una fe que se convirtió en el único camino para el pueblo escogido y para nosotros de acceder a nuestra patria celestial.
El Texto de Textos nos revela en Lucas 2:10, “Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: 11 que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. 12 Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. 13 Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan al Creador, y decían: 14 ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!”
Oremos para que a cada instante renazca en nuestro ser el amor del Creador.