¿Llamados?
El Texto de Textos nos revela en Josué 1:5, “nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé”.
Los creyentes estamos llamados a orar, Tefila, להתפלל, rezos que algunos repiten de memoria fruto de un modelo escolar en donde aprendemos a través de las reiteraciones, las mismas que nos llevan a cometer los mismos errores hasta que esos mismos llamados de atención nos hacen conscientes para retomar el verdadero camino, desde esa perspectiva lo que debemos evaluar no son nuestras expectativas o anhelos sino los propósitos trascendentes que le dan un significado a todas esas interacciones e interrelaciones para que comprendamos nuestra necesidad de integrarnos a Él.
Llamado, qara קָרָא, que se continua haciendo con el paso de los tiempos pero que parece seguimos obviando incluso quienes decimos estar dentro de las tres grandes culturas monoteístas paridas luego del diluvio, las mismas que se soportan en la fe de Abraham y sus descendentemente de sus tres relaciones, pero que a su vez parecen ser a la vez las que nos alejan no solo de cumplir con los mandatos de nuestro Creador sino de ese su plan el cual confundirnos con anhelos mundanos nos encontramos que nos llevan a permanecer de espaldas y enceguecidos para escuchar Su Palabra.
Afortunadamente Su bondad y misericordia: Jesed חסד, es mayor que nuestra obstinación pecadora, la cual nos lleva a obviar sus constantes llamados y por el contrario a distraernos en toda una amplia gama de vertientes de creencias que pese a predicar como una sola Fe incluso en nuestro Señor Jesucristo, desdicen de esos mensajes que como gentiles nos proyectan un nuevo camino, el de la salvación, perpetuándonos en un mundo mercantil que no solo nos desvía de Él sino que nos esclaviza a un modelo de vida en dónde el egoísmo y por ende los conflictos, son los aspectos en que más preponderamos.
Pablo, Pavlos, en griego o Saulo en hebreo, probablemente en honor a Saúl, שאול, el primer rey de Israel, nos presenta como visión esa petición del mismo Creador para con nosotros, que coincide por ende con esos anuncios del Mesías para que nos sometamos a un único Rey, el verdadero, a quien debemos desear y elegir como el guía de nuestras vidas, obviando así todos esos reyes y dioses mundano, como los cientos de anhelos mercantiles que solamente nos distraen de ese su llamado, siendo ese ejemplo de Pablo para nosotros los creyentes la oportunidad de dejar de estar enceguecidos por esas ilusiones efímeras que solo nos llevan a perseguir ideales sin sentido que alimentan nuestros egos.
Seguir buscando honores, una buena imagen, el éxito, la fama, la ambición, todo lo que suponemos nos da una reputación, prestigio o posicionamiento social, es olvidar lo único que da un verdadero sentido a nuestras coexistencias y para lo cual incluso nuestro trabajo o familia, cobra un nuevo sentido trascendente, que se logra solo cuando asumimos ese llamado a ser guiados por Su haz de Luz, iluminando nuestro entendimiento con otro tipo de anhelos en pro de retornar a su lado a nuestra Morada celestial Eterna.
El Texto de Textos nos revela en Judas 1:10, “pero éstos blasfeman de cuantas cosas no conocen; y en las que por naturaleza conocen, se corrompen como animales irracionales”.
Oremos para que nuestro fuego interior y búsquedas sean encendidas y alimentadas por nuestro Creador.