Mi kabbala – 23 Shevat 5784 – sábado 3 de febrero del 2024

¿Casados?

El Texto de Textos nos revela en Proverbios 18:12, “quien halla esposa halla la felicidad: muestras de su favor le ha dado el Señor”.

Conceptos como el de matrimonio, esposos o estar casado, nacen de visionar una casa, un hogar, una familia y aunque se dice que todo deriva a visiones de esclavo o sirviente ya que el matrimonio proviene de patrimonio, al punto que para algunas personas es  בַּ֫עַל baal, dueño del concepto que nace esta visión, dichas fusiones lingüísticas poco tienen que ver con la perspectiva conyugal divina en donde esa sociedad comercial se aleja de la unión voluntaria de dos personas para darle a unas nuevas criaturas más que una provisión, un modelo de vida que nos permita como grupo el reintegrarnos a todos al Creador.

Algunas traducciones e interpretaciones menos sesgadas nos llevan a otra palabra hebrea para matrimonio: KiDuSHin, que surge de la palabra KoDeSH, קדוש, santo, lo que significa que dicha unión entre hombre y mujer es algo santo, en donde se une la pareja para disfrutar de la Divina Presencia del Creador, su Tercer Socio en esta relación, lo que hace que en dicho pactos resida el crecimiento de quienes integran ese hogar gracias a que sus integrantes tendrán como fundamento no solo Su palabra sino también la guía del Espíritu Santo a través de sus diarias oraciones.

Pacto בְּרִית berít o alianza, que significa que al contraer nupcias nos estamos integrando como pareja al Creador para lograr a través de esa familia tanto que nosotros como nuestros hijos gracias a nuestro sabio ejemplo retornemos a nuestra morada celestial eterna, a nuestra tierra prometida, de la cual nos separamos fruto de nuestra desobediencia razón de peso para replantear todas esas concepciones y percepciones mercantiles al respecto de lo que debe ser la unión marital, las cuales nos han llevado a que se deterioren dichas relaciones de pareja y que en muy corto plazo hacen que ese amor pasional termine ya que obviamos que realmente hacemos parte de un mundo espiritual.

Integrarnos inicialmente como como pareja se constituye en ese primer gran paso para reintegrarnos al Creador a través de la conformación de esa familia siendo necesario dar el segundo paso que implica la llegada de unos hijos, ben, בֵּן, vinculándonos como familia con esos otros seres, por lo que ese pacto va más allá de una unión sexual o de encuentros placenteros que desdicen de esa visión de santidad que implica incluso que lo humano pasional pase a un segundo plazo ya que nuestras relaciones son un reflejo de la actitud de respeto en ese hogar recibiendo los poderes de procreación como Él lo planeo.

Como Raquel רחל, oveja, estamos llamados a ser la esposa de nuestro Señor Jesucristo para lo cual debemos consolidar un hogar y vivir dentro de los límites de las relaciones sexuales permisibles en cumplimiento de otro Pacto con el Creador, uno en donde la pareja no solo contrae matrimonio desde la lógica civil sino que lo hace de acuerdo con la ley de la Torá por lo cual se propone el mantener un comportamiento marital dentro de los límites de esos mandatos y preceptos Bíblicos, los cuales los hacen considerarse como seres que aman y aceptan el Pacto de Abraham el cual es el medio principal para acercarnos a Él.

El Texto de Textos nos revela en  Efesios 5:25, “maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, 26 para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra.”

Oremos para que nuestras familias nos integren cada vez más al Creador.

Mi kabbala – 23 Shevat 5784 – sábado 3 de febrero del 2024
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