¿Tinieblas?
El Texto de Textos nos revela en Daniel 2:22, “Él es quien revela lo profundo y lo escondido; conoce lo que está en tinieblas, y la luz mora con Él”.
El concepto de tsimtsum צמצום ṣimṣūm, nos habla de la autolimitación del Creador con el fin de permitir nuestra existencia, visión que a su vez interpretamos como diversos tipos de oscuridad, que nos ocultan la luz del Creador como una especie de cortina o velo para poder reconocernos en un proceso de revelación que nos lleva a adaptamos voluntariamente a Él integrándonos a esa luminosidad inicialmente a través del Haz de Luz que genera en nuestro entendimiento gracias a las chispas de Luz de su Palabra esas posibilidades desde nuestras propias autolimitaciones.
Lo que percibimos como Tinieblas אפלה y que interpretamos como temores simplemente son esos llamados que nos incitan a buscar la luz de Su amor, esa que nos lleva a trascender de nuestro mundo limitado al infinito, gracias a un proceso en donde vamos interiorizando dichas enseñanzas a través de nuestras coexistencias siendo lo exterior tan solo un reflejo de nuestra luminosidad interior, lo que significa que todo lo que percibimos como oscuro simplemente tiene que ver con esa serie de enseñanzas que nos permiten acercarnos a Él y su luminosidad a través de Su obra.
Se cree que la autolimitación o contracción de la fuerza divina dividió nuestro proceso de creación en potencia y acto, lo cual se traduce en que nuestros conocimientos separen lo bueno de lo malo, lo que hace que conceptos como af אַף los visionemos como enojo para poder entender nuestra propia constricción, llevándonos ello a experimenta frustraciones que hacen que nuestras intenciones muevan nuestra energía para avanzar rumbo a unos objetivos que nos van guiando para entender y aprender a separar entre esos deseos y los efectos de nuestros actos, así que al suponernos desconectados de Él inconscientemente no solo no le reconocemos pese a que Él es el todo sino que sin Su guía solo reproducimos caos fruto de dicha ceguera espiritual.
Miqueas מִכיָה Mikyah, nos llama a pensar en nuestros próximos, los cuales como fragmentos de esta esencia lumínica divina gracias a nuestras interacciones nos ayudan a que esas chispas de Luz de Su Palabra se manifieste y podamos apreciar lentamente Su Luz conectándonos con ella desde nuestro ser interior, dejando de buscarle en un mundo exterior en donde además no la reconocemos debido a que nuestro sesgado iris se distrae y enfoca más fácilmente en todo aquello que llama nuestra atención distrayéndonos.
Está demostrado que fruto del pecado original nuestros tiempos y espacios nos llevan a enfocarnos más en las tinieblas y a identificamos con luces artificiales que solo nos denotan que estamos más que separados de Él, obviando todo lo que tiene que ver con la misma eternidad, la que como no puede ser medida por ninguna de nuestras variables racionales terminamos descalificándole como inexistente, pese a que contradictoriamente tenemos por otro lado escalafones para la nada y para el vacío, lo que quizá demuestra que no solo estamos llenos de contrariedades sino de vanidades altamente oscuras.
El Texto de Textos nos revela en Hebreos 1:3, “El Hijo es el resplandor de la gloria del Creador, la fiel imagen de lo que él es, y el que sostiene todas las cosas con su palabra poderosa. Después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la derecha de la Majestad en las alturas”.
Oremos para que se iluminen nuestras oscuridades.