¿Temor?
El Texto de Textos nos revela en Amós 3:3, “¿andan dos hombres juntos si no se han puesto de acuerdo?”
Se cree que el miedo vive en la parte superior del Árbol Sefirótico proponiéndonos el ser menos pensantes y más temerosos y confiados del Creador, por ello esa dimensión Olam Atsiluth, עוֹלָם אֲצִילוּת, como emanación se encuentra en nuestros instintos colocando en marcha la angustia íntima de sabernos lejanos para que nuestro mundo emocional o sentimental nos muestre en esa oscuridad Su luz, en donde nuestra Alma aprende y crece al enfrentarse a esos miedos, del mundo racional hasta controlarlos y confiar cada vez más en el Creador como nuestro guía y proveedor.
Así que el miedo como instinto inconsciente nos lleva al temor, yare, al Creador como una búsqueda consciente dentro de esa dimensión mental en la que estamos presos, hasta que alcancemos gracias a ese temor reverencial yirah יראה, el trasegar con cautela por cada dimensión en la que divagamos casi a oscuras logrando que nuestros inciertos movimientos y sus miedos, se conviertan en esa confianza plena en nuestro Padre Celestial saliéndonos del mundo de los instintos para darle a nuestro ser especialmente al físico con nuestros neuro trasmisores nuevas alertas que nos permitan alejarnos de programaciones milenarias equivocadas y ajustarnos a los preceptos y mandatos divinos en vez de ser guiados por pasiones y emociones que tristemente nos distancien de Él.
Confianza בָּטַח, bátaj, que nos llama a sabernos partes y por ende a valorar capa partícula y por ende nuestros pequeños actos, los cuales nos pueden afectar enormemente siendo preciso el tener temor al Creador lo que implica asumir una absoluta reverencia y admiración por ese ser Superior Todopoderoso dejándonos guiar por Él ya que respetamos y honramos su Palabra, sus mensajes y agradecemos todo lo que nos rodea evitando actuar en su contra, esa que por miedo magnificamos y prolongamos por no atender ese modelo de superación de adversidades y obstáculos de Su Palabra.
Probablemente por ello Ka´ac, כָּ֫עַס, significa tanto tener miedo o ira, como ver, así que la elección fundamental de la vida es abrir nuestros ojos ante las oportunidades disponibles, y temer las consecuencias de evitar los efectos de esa realidad, lo que implica que cada circunstancia es una oportunidad para enfocar todas nuestras fortalezas en pro de la guía de alguien que conociendo los caminos nos oriente, atendiendo con confianza a nuestro Creador y sus recomendaciones Bíblicas para ser más pacientes, hogareños y sabios, enfrentado así a Su lado esos miedos milenarios que se nos colocan por delante.
Quienes leen que Maona מָנ֫וֹחַ Manoaḥ y su esposa tuvieron miedo ante la aparición del Creador, obvian que luego y gracias a esa reverencia se les otorgaría a ellos a Sansón como su hijo, lo cual además nos enseña que en el fondo todos los planes del Creador nos proyectan esos aspectos positivos que nos estimulan más que a producir la adrenalina que corre por nuestras venas para evitar el peligro, a que confiemos y nos dejemos guiar por Él y sus mandatos, entregándole nuestra voluntad, tomando decisiones correctas en vez de continuar por el camino del libertinaje y sus consecuencias nefastas.
El Texto de Textos nos revela en Juan 8:31, “Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”.
Oremos para que cada paso nuestro sea guiado por nuestro Creador.