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Mi kabbala – 3 Adar II del 5784 – miércoles 13 de marzo del 2024

¿Buena Ventura?

El Texto de Textos nos revela en Isaías 61:1, “El Espíritu del Señor DIOS está sobre mí, porque me ha ungido el SEÑOR para traer buenas nuevas a los afligidos; me ha enviado para vendar a los quebrantados de corazón, para proclamar libertad a los cautivos y liberación a los prisioneros”.

La palabra ventura nos proyecta al futuro, en donde los creyentes regularmente esperamos más que cosas buenas y afortunadas, אשרי, a nuestro Señor Jesucristo quien a través de las bienaventuranzas nos presentó la visión de otro destino que como camino nos lleva finalmente a la vida eterna, Pacto que estableció Él con nosotros, ya no como aquel de la circuncisión que se hizo para formar al pueblo Hebreo, sino como aquel cordero que nos saca de esa esclavitud, no solo la egipcia, la del ego, aislándonos así del mundo de las idolatrías para reconocernos como parte de Él.

La Buena ventura nos invita por ende más que a buscar nuestro beneficio particular económico, a comprender que hacemos parte integral de un mundo en donde nuestro bienestar depende de lo general, lo que quiere decir que si tenemos el amor de nuestro Padre Celestial en nuestros corazones, lev, לב, no es coherente el sentirnos bien, cuando nos encontramos por ejemplo, con hermanos a nuestro alrededor que no gozan de lo que a nosotros nos sobra y que deberíamos compartir.

Buena ventura èsher אַשְׁרֵי, que nos obliga además a servir a esos próximos a través de nuestros dones para que al sabernos útiles a los propósitos del Creador nos sintamos afortunados, bienaventurados, dignos del amor de nuestro Padre Celestial. Lo que se traduce en una felicidad que ya no parte exclusivamente de la obtención de satisfactores exteriores, sino que por el contrario, esta intrínsecamente ligada a que estamos llevando de esa Luz del Creador que nutre nuestras vidas a todos los entornos en los cuales coexistimos para que nos sepamos simples mayordomos de Su obra.

Desde esa perspectiva más que pertenecer a un grupo como tal, para servir o sentirnos separados y salvos gracias a nuestra fe incluso de considerarnos bienaventurados por pertenecer a una iglesia o como en el caso de los Judíos por ser Israelitas, lo somos porque actuamos conforme a nuestra fe y a Su amor, por ser sus hijos, lo que se denota viviendo en la presencia del Creador constantemente no solo en nuestro corazón sino en nuestras vidas, teniendo en cuenta que el mismo Espíritu Santo nos guía para que no perdamos esa salvación, la misma que nos motiva a que asumamos la buena fortuna de servir, Sherutim, שֵׁרוּתִים, tarea que no es nada sencilla si no contamos con Su apoyo en este peregrinar.

Así que trasegando o no como algunos por el monte de las Bienaventuranzas, sintámonos dignos de servirle, ya que es allí en donde podemos encontrar nuestra verdadera Felicidad, har ha’osher, הר האושר, la cual significa dar mucho más de lo que suponemos podemos, ya que en ocasiones no reconocemos nuestros dones y menos la utilidad que estos deben prestar hacia otros seres, como tampoco la necesidad de sabernos útiles al Creador como sus hijos, por lo cual estamos llamados a dar más de lo mucho recibido.

El Texto de Textos nos revela en Mateo 5:11, “Bienaventurados serán[c] cuando los insulten y persigan, y digan todo género de mal contra ustedes falsamente, por causa de Mí. 12 Regocíjense y alégrense, porque la recompensa de ustedes en los cielos es grande, porque así persiguieron a los profetas que fueron antes que ustedes”.

Oremos para ser bienaventurados por dar, en vez de esperar recibir.