Mi Kabbala – 30 Jeshván, 5784 – Martes 14 de noviembre del 2023

¿Trascendencia?

El Texto de Textos nos revela en Génesis 2:9, “El Señor nuestro Creador hizo brotar del suelo toda clase de árboles, agradables a la vista y buenos para comer de sus frutos, y, en medio del jardín, estaban el Árbol de la vida y el Árbol del conocimiento del Bien y del Mal”.

El número cinco, jamisha חמישה corresponde a la letra hei ה‎, la cual según la gematría le otorga un concepto de trascendencia, que requieren de unas etapas esenciales y diferentes, un paso a paso, que nos debe llevar a la elevación, razón de peso para que nuestro proceso de vida del año uno al 49, nos presente siete ciclos completos que influyen no solo dentro de ese universo físico natural, sino en nuestro todo, sin embargo ese punto de inflexión da inicio a una segunda fase, donde como humanos debemos empezar el proceso de trascedente de elevación espiritual a nuestros cincuenta.

Progresión que tiene como precedente el mismo peldaño que lleva del 7 Zain ז, al 8 Jet ח, ese en donde nuestra alma busca ese séptimo centro de santidad dentro de un cuerpo que se debe purificar en sus diversas dimensiones hacia su integración espiritual, espacio donde ella logrará elevarse y reencontrarse con la perfección, lo que algunos creyentes leen como etapas de redención gracias a un intervalo mínimo de 49 días para esa metamorfosis, la misma que le aconteció al pueblo Judío antes de su liberación, pasando del punto más bajo de impureza espiritual hacia su nuevo ciclo a través del desierto.

El Éxodo Shemot שׁמות, nombres, implica un proceso de limpieza espiritual en donde nos embarcamos en un camino gradual de ascenso, que en cada nivel nos aleja de esa degradación e impurezas, hasta ese pináculo espiritual del día 50, en donde asimilando los mandatos de la Torá logramos ese salto Pesaj פסח, semanal שבועות shavuot, permanente en busca de nuestra trascendencia, superando la 50ava puerta de la muerte, esa que está más allá de este mundo, al completar exitosamente nuestras etapas naturales de pasajes que nos ofrece esta vida a través de sus interacciones e interrelaciones.

La tarea de convertirnos en uno con el Creador, implica mover nuestros seres en esa incesante marea de Luz hasta alcanzar una plena conciencia de ser parte de Él a través de Su obra asumiendo el rol de hijos al fluir con esa energía primigenia que proviene de su haz de Luz y que define nuestro yo, por ello el árbol sefirótico en sus tres columnas, nos llama a misericordia, Jesed חסד, que se relaciona como centro con Abraham, a la izquierda con el rigor, gevurá גבורה, Isaac y finalmente al centro con la belleza, tiferet תפארת, Jacob.

Simbología que a través de su semiótica diversa redunda en esa sola tarea de entender que ante todo somos un todo y que como conjunto de seres que cohabitamos este plano de crecimiento, debemos asumir voluntariamente ese proceso de integración desde nuestra conciencia, descifrando para ello esos códigos lingüísticos que traducidos como imágenes alucinantes generadas por esas chispas de Luz o fuego, shaján שכן divino, nos debe reorientar en pro de alimentarnos del Árbol de la Vida: nuestro Señor Jesucristo, quien se nos manifiesta en otro modelo mental para que como receptores directos de esa energía busquemos trascender hasta alcanzar nuestra unidad con Él.

El Texto de Textos nos revela en Apocalipsis 2:7, “el que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso del Creador”.

Oremos para que todo nos sea de provecho para integrarnos al Creador. 

Mi Kabbala – 30 Jeshván, 5784 – Martes 14 de noviembre del 2023
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