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Mi kabbala – 6 Adar II del 5784 – sábado 16 de marzo del 2024

¿Predestinados?

El Texto de Textos nos revela en II de Crónicas 15:1, “vino el Espíritu del Creador sobre Azarías hijo de Obed, y salió al encuentro de Asa, y le dijo: Oídme, Asa y todo Judá y Benjamín: Jehová estará con vosotros, si vosotros estuviereis con Él; y si le buscareis, será hallado de vosotros; mas si le dejareis, Él también os dejará”.

Cada letra como símbolo dentro de nuestro lenguaje y los imaginarios que desde allí consolidamos nos ofrece diversos significados que hacen por ejemplo de símbolos Hebreos como Yod, י, décima letra en dicho alfabeto original, se relacione con el destino, una rueda de la fortuna que implica más que azar, suerte o lo caprichoso y hasta arbitrario que a veces se impone en nuestras vivencias, para recibir unos aprendizajes dentro de esa gran rueda que cubierta por un velo según algunos creyentes, nos reitera que hay un plan y que debemos confiar en Él, ya que la famosa fortuna si la hay, es ciega.

Desde otra mirada esta simbología es un cambio o una nueva orientación en donde el destino nos ofrece circunstancias de crecimiento y nosotros decidimos el cómo abordarlas para ese mejoramiento y transformación. Así que la incertidumbre e inestabilidad dependerá siempre de nosotros y de cómo encontrar cambios, naflah נָפְלָה, positivos si así lo aceptamos en cada vivencia, siendo solo nuestras expectativas las que nos generan sufrimientos, ya que son ilusiones efímeras con tintes mercantiles que no tienen nada que ver con ese proceso de mejoramiento divino al que debemos someternos.

Hay quienes además ven en Yod nuestras manos (יָד yad) y sus diez dedos extendidos, para que con cada uno construyamos la fortuna que esperamos gracias a nuestra capacidad de actuar, esa que requiere de la interacción con el mundo y la realización de la unidad. Así que sea cual sea el resultado siempre podemos recomenzar teniendo en cuenta eso sí el plan general del Creador del que nos habla su Palabra, por lo cual el destino solo nos invita a renovarnos, a avanzar, a partir de algo que se termina, pero con un nuevo conocimiento gracias a que confiamos en Su guía.

Yod, nos explica por ende como creyentes, el ideal de arrojar o lanzar, shalak  שָלךְ,que es otra función de nuestras manos y desde esa perspectiva hay quienes al visionar dicho signo perciben una expresión de amor, de dedicación, que se le presta al prójimo y que nos indica además la necesidad de inclinarnos en actitud de plegaria, con la esperanza que esas rodillas sobre el suelo y el corazón entregado al Creador así como las manos dirigidas hacia el cielo, nos posibiliten alcanzar su bondad para ser atendidos por Él a través de nuestras oraciones y gracias a la intersección del Espíritu Santo.

Lo que implica entender que la buena fortuna, Mazel Tov מזל טוב,  no la dicta una estrella o un rito especial, sino una búsqueda personal responsable que nos lleva a colocar nuestros dones al servicio de la creación, asumiendo con ello la diaria tarea de ser fieles a ese rol inter relacional al cual fuimos asignados por Él mismo y que pretende que propendamos por la armonía y unidad de todos, postura que muy pocos entienden y que casi siempre en sus egos los lleva a distanciarse más de esa buena fortuna, tras otros objetivos. 

El Texto de Textos nos revela en Filipenses 4:19, “mi Creador, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”.

Oremos para que nuestra buena fortuna sea la que nos permita acercarnos e integrarnos al Creador.