¿Lugares?
El Texto de Textos nos revela en Éxodo 6:8, “Y os traeré a la tierra que juré dar a Abraham, a Isaac y a Jacob, y os la daré {por} heredad. Yo soy el Creador”.
Jacob llamó Peniel פניאל a un lugar en donde según su testimonio conoció el rostro del Creador, espacio que como muchos otros de los que se describen en la Biblia hacen parte de una tierra Sagrada llena de estos entornos especiales y emblemáticos, muchos de los cuales en ocasiones pasamos por alto, simplemente porque nuestra lectura diaria no logra enfocarse en lo allí preceptuado, siendo necesario profundizar en todas las enseñanzas que nos aporta cada letra y símbolo de la palabra del Creador.
El encuentro con Peniel es un buen ejemplo no solo de lo que ocurre la última noche que Jacob pasa fuera de esa tierra, sino de como nosotros podemos toparnos con el Creador incluso sin darnos cuenta, en su caso, se dio luego de soñar con una escalera que lo acercaba al cielo. De esa historia podemos deducir también que la puesta del sol al comienzo y al final del viaje de Jacob, cierra el paréntesis de todo su viaje y del nuestro ya que cuando el sol se oculta al salir de algo, que nos apega, podemos encontrar al día siguiente una nueva oportunidad para ver al Creador cara a cara, como Jacob en Peniel.
Por otro lado la analogía nos lleva al exilio posterior del pueblo Judío que trascurrió entre el atardecer y el amanecer, tal como nuestro viaje por esta tierra que puede ser toda una larga noche de exilio, para enseñarnos al igual que estos patriarcas a dejar nuestros apegos y la esclavitud de Egipto para seguir conforme a las lecturas Bíblicas buscando esa nueva oportunidad diaria para que todas las circunstancias y entornos esten llenos de la presencia y las bendiciones del Creador, sin embargo nosotros no lo queremos comprender así.
Cada versículo se suma a esos conceptos, por ello el mismo David incluso en sus peores momentos nos reiteró, que aun escondidos o sitiados por un ejército, como era su caso con Saúl, estamos protegidos por el Creador si confiamos en su cuidado, por lo que Él mismo nos dará la salida. Todo nos indica a través de cada lugar o circunstancia de su amor y cuidado, por ello: Sela Hamajlecot, palabra Maḥlekot que proviene de la raíz ḤLK חלק que significa dividir, y a la vez resbaladizo, nos reitera que esas montañas ubicadas en la frontera divisoria que separaba dos ejércitos y que fue el lugar donde David, con la ayuda del Creador se le resbaló de entre los dedos a Saúl, nos deben llevar a confiar más en Él.
Así las cosas cada nombre o lugar tiene una enseñanza para que a través de esas etimologías, historias y simbolismos podamos comprender el contexto en el cual se desarrollan nuestras vidas, aportándonos así la Palabra innumerables lecciones de vida para nuestro crecimiento, muchas de las cuales redundan en la importancia no solo de creer en Él sino sobre todo de creerle a Él para disfrutar específicamente de su protección, de su milagrosa guía, de su misericordia, la cual nos permite retornar al mejor lugar al que podemos aspirar: nuestra tierra prometida, nuestro Edén.
El Texto de Textos nos revela en I de Corintios 10:16, “porque del Creador es la tierra y todo lo que hay en ella”.
Oremos en todo momento y en todo lugar.