Mi Kabbala – Tamuz 29, 5783/Miércoles 19 de julio del 2023.
¿Dones?
El Texto de Textos nos revela en Éxodo 31:3, “Y lo he llenado del Espíritu de Dios en sabiduría, en inteligencia, en conocimiento y en toda {clase de} arte”.
El concepto de don, talento o habilidad que para algunos tiene que ver con nuestra inteligencia o conocimiento nos habla más que de una propiedad o habilidades: Jojmá חָכְמָה, a usar esas herramientas sabiamente, lo que se traduce para algunos estudiosos en actuar conforme a la palabra del Creador quien guía nuestras vidas, reconocimiento que es Él quien nos permite articular nuestro lenguaje en cada relación, de tal manera que con dicha perspectiva podamos hacer que nuestros entornos se recreen en dicha sabiduría divina.
Desde esa mirada nuestra inteligencia, biná תְבוּנָה, de la raíz B.I.N nos habla de nuestra capacidad para discernir, para usar nuestro entendimiento de tal forma que podamos valorar y evaluar cada circunstancia distingüendo entre lo bueno y lo que no lo es, para nuestro crecimiento integral. Conocimiento, dáat דַּעַת, que además nos sirve para asumir lo correcto e incorrecto, acercándonos así al Creador a través de Su obra, lo que quiere decir, que si no usamos bien nuestros dones simplemente estamos desaprovechando todo lo otorgado, para sabernos y sentirnos parte de Él.
Quizá por ello en nuestros diarios devenires debemos fortalecer esos dones y potencializarles, no tanto para el beneficio egoísta que en algunos momentos nos lleva a sentirnos superiores por estos, frente a los demás, sino para que con esa bendición, cual si fuera una deuda por pagarle al mismo Creador, más adelante podamos aportarle a esos próximos, que a su vez nos darán de lo mejor de ellos, para así mantener la armonía divina que prima en todo este universo cuando obedecemos al Creador y sus mandatos.
Bendición, baraj ברך, de la raíz BRK, que traducida como rodilla nos está indicando que todos esos dones o bendiciones son de Él y que además de agradecerle por estos y los deleites que nos producen, estamos llamados no solo a arrodillarnos permanentemente para adorarle y alabarle por estos sino a mirar desde el suelo el cielo, sabiendo que dependemos totalmente de Él como nuestra única fuente de vida. Bendiciones que por lo tanto como talentos, nos obligan también a trabajar permanentemente para que este mundo le conozca y le reconozca y gracias a ello todos coexistamos fraternal y servicialmente.
La berajá o bendición esa misma que nuestro Señor Jesucristo recitó, es también la que aún hoy los judíos pronuncian siempre antes de comer pan: “Bendito seas, Señor, Rey del Universo que haces brotar el pan de la tierra” y que nosotros como creyentes deberíamos repetir por todo y por todos, en la búsqueda que nuestras palabras, nuestros conocimientos, nuestra sabiduría, nuestras habilidades y todos los dones que se traducen en que debemos aportar lo mejor de nosotros gracias a que se nos otorgó esta vida, nos posibiliten el adorarle pero sobre todo el vivir conforme a su voluntad y mandatos.
El Texto de Textos nos revela en I de Corintios 12:4 “hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero es el mismo Creador el que hace todas las cosas en todos”.
Oremos permanentemente agradeciendo por nuestras bendiciones y dones.