¿Preguntas?
El Texto de Textos nos revela en Ezequiel 34:16, “Buscaré la perdida, haré volver la descarriada, vendaré la perniquebrada y fortaleceré la enferma; pero destruiré la engordada y la fuerte. Las apacentaré con justicia”.
La Biblia está plagada de reflexiones que se multiplican en nosotros, seguramente por ello al leerla y más al estudiarla continuamente propagando interpretaciones, que en algunas ocasiones solo nos llenan equivocadamente de especulaciones, especialmente cuando no contamos con la guía del Espíritu Santo para que nos aclare estos versículos y nos permita tener gracias a la oración, una perspectiva menos mundana al respecto de los preceptos y mandatos que allí se nos proponen y que deben guiar nuestros días.
Los creyentes tenemos muchas preguntas, las cuales incluso podremos hacerle al Creador en su momento para obtener las respuestas inmediatas de Él mismo, lo que no significa que debamos tener dudas, ya que para todos estos cuestionamientos el mismo Creador nos provee en su Palabra de sabias respuestas y aunque probablemente las primeras inquietudes nacieron de Adán o de Eva, quienes se dejaron tentar por la serpiente y consumieron los frutos del árbol del conocimiento del bien y del mal está claro que es la desconfianza la que nos llena de vergüenza y lleva a que nos escondamos de Él.
Una buena lectura de ese versículo donde se nos recuerda de su pecado, nos habla que el Creador les encuentra y aunque se enfada, no los castiga, sino que les cuestiona el dónde se encontraban וַיִּקְרָא יְהוָה אֱלֹהִים אֶל-הָאָדָם וַיֹּאמֶר לוֹ אַיֶּכָּה Vayikra Adonai Elohim el ha-Adam vayomerlo ayeka, contexto que para los estudiosos de la Palabra desde el Hebreo original nos invita a colocar el énfasis de la lectura en la palabra final del versículo: ayeka אַיֶּכָּה, que se traduce para algunos como: ¿dónde estás?, visión que significa para algunos traductores mucho más que eso, ya que es la forma gentil en que el Creador inicia esa conversación difícil preguntando dulcemente: ¿qué te ha pasado?
Desde aquel entonces se cree nos cuestionamos al respecto de ¿dónde estamos con respecto al Creador? y bajo ese concepto podemos asumir que aunque la relación con Él se quebró como fruto de aquel pecado original, nosotros tenemos la oportunidad desde lo individual de restaurar esta como humanidad con Él, siendo la oración un insumo fundamental para ello, de allí la importancia de no seguir escondidos ante el Creador y menos el sentirnos avergonzados por nuestros errores, ya que Él nos conoce y gracias a Su amor reconoce que sin Él los pecados sobre abundan en nosotros.
Así las cosas aunque tengamos preguntas por hacerle al Creador, vale la pena que nos cuestionemos a diario al respecto de si estamos viviendo conforme a su Palabra alimentándonos del Árbol de la Vida: nuestro Señor Jesucristo o si por el contrario, aún seguimos contaminándonos con los frutos del conocimiento del bien y del mal, bajo la excusa que la serpiente nos tentó, ya que si así nos seguimos comportando solo podemos sentir vergüenza ante Él y mantenernos escondidos de su presencia.
El Texto de Textos nos revela en Hebreos 3:12, “Tened cuidado, hermanos, no sea que en alguno de vosotros haya un corazón malo de incredulidad, para apartarse del Creador vivo.
Oremos para que nuestro entendimiento este abierto a las respuestas que nos da a diario el Creador.