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Mi Kabbala Iyar 10, 5783/Lunes 1 de Mayo del 2023.

¿Fuego? 

El Texto de Textos nos revela en Levítico 6:12, “Y el fuego encendido sobre el altar no se apagará, sino que el sacerdote pondrá en él leña cada mañana, y acomodará el holocausto sobre él, y quemará sobre él las grosuras de los sacrificios de paz. 13 El fuego arderá continuamente en el altar; no se apagará”.

Si aceptamos que Dabar דָּבָר, como palabra hebrea para el español hace referencia no solo a objetos físicos, sino que por su raíz dibur, hablar, nos indica que todo objeto es solo parte de un mensaje hablado, creación mental, podremos mirar más allá de nuestra realidad física y vislumbrar en cada cosa un mensaje espiritual que nos comunica la existencia de nuestro Creador. Desde esa analogía la misma palabra fuego tiene el poder de transformar todo lo que se pone en contacto con ese elemento, logrando a través de esa liberación de energía una revelación en donde percibimos una luz invisible más fuerte que la nos da el calor. 

Desde otra perspectiva, la física nos habla de la entropía, ley que describe el desorden de las cosas en la naturaleza, una especie de dirección hacia el caos, lo que desde lo espiritual nos llama a encender en nosotros ese fuego, gracias a lo que reconocemos como inteligencia o creatividad, intentando que cada partícula dentro de ese movimiento permanente con su energía nos integre armónicamente a la una unidad, y así ese Creador con su fuego o Luz pueda irradiarnos vida, representada en toda cosa creada.  

Probablemente por ello, es que los místicos ven en esa energía un potencial para todo objeto, cosa o persona, en donde ese fuego o luz divina que está en todas partes, toca cada partícula existente y hace que su llama interna de vida a cada una de esas moléculas apagadas o de lo contrario, estás se extinguen fruto de no retroalimentarse de dicha chispa de vida. Lo que nos invita a sabernos parte de un todo que con su energía mueve cada partícula de nuestro ser y cada cosa de este mundo. 

Así que Su Palabra es fuego אֵשׁ y a través de ella no solo podemos identificar cada objeto que percibimos sino mover el mundo, lo que se traduce en que el concepto original de fuego nos de otro significado tradicional, el de foco y así reenfocarnos en todo aquello que nos da calor, energía, luz y que cual hoguera nos lleva a un hogar en donde podamos encender nuestro fuego interior, uno de esos cuatro elementos fundamentales, símbolos a la vez de una Unidad armónica, lo que hace que asumamos que el fuego también es sinónimo de sanidad, de purificación y tiene la propiedad de limpiarnos.

Adicionalmente el fuego arde, lo que nos enseña un valor, unas cualidades que nosotros mismos les conferimos a las cosas, personas e ideas incluso a algunas circunstancias y gracias a esa estimación, podemos encender la búsqueda de vivir conforme a unos preceptos logrando así unas relaciones armónicas. Por lo tanto, al hablar, démosle a ese verbo, valorar, la connotación de reconocer, estimar o apreciar para que las confusiones etimológicas que nos apagan no nos lleven a dejar de depender del fuego del Creador. 

El Texto de Textos nos revela en Hechos 2:19, “y daré prodigios arriba en el cielo, y señales abajo en la tierra, sangre y fuego y vapor de humo; 20 El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día del Señor, grande y manifiesto; 21 Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo”

Oremos para valorar más y más la vida.