
MI Kabbala – Shevat 10, 5785 – Sábado 8 de febrero del 2025
¿Literalidad?
El Texto de Textos nos revela en Éxodo 34:5, “Y el Creador descendió en la nube, y estuvo allí con él, proclamando el nombre del Creador”.
La Gematría nos habla de puntos, líneas, planos, signos, letras, números e incluso de sumas para con toda esa simbología describirnos un mundo que con sus dimensiones nos proyecta diversas realidades que debemos aprender a combinar al darle a nuestro lenguaje nuevos significados que deben partir siempre del tetragramatron YHVH, del Creador quien hace vibrar con Su palabra estos 22 signos con sus diez puntos como formas básicas con las que se consolidó lo creado, siendo su voluntad que nosotros gracias a su contracción y expansión pudiésemos recrearnos en dichos signos dándoles movilidad, מוּשׁ, mush.
Cada palabra parida desde el alfabeto original Hebreo, genera chispas de luz que se irradian en nuestro pequeño universo mental reproduciendo a partir de la combinación de esos signos: HaVaYaH, yód י, he, ה, waw ו y he ה, la posibilidad de sabernos parte de Su obra, interactuando con ella gracias a nuestro lenguaje, narración que nos permite identificarnos con esos imaginarios reconociéndonos como parte de la vida: Lev, corazón, lo que implica que ese bombeo de dicho órgano del cuerpo se mueva gracias a ese punto divino convertido en signos y en un sistema audiovisual que se transforma en imaginarios que moldean nuestras percepciones y mentes fomentando nuestra realidad abstracta.
Quienes estudian estos treinta y dos canales semióticos nos hablan de denominaciones con las cuales llamamos a partes como nuestro corazón, לֵב, lev, dándole a cada signo lingüístico la posibilidad de articularse linealmente con dichas proyecciones que convertimos en formas: imaginarios que le dan o no un sentido a la vida pero a la vez una movilidad a cada partícula o molécula que en esencia contiene ese punto de luz logrando que estas dentro de dicho plano o dimensión configuren lo proyectado semánticamente, abstracciones que con sus delimitaciones no logramos explicar, más si interpretar sesgadamente fruto de nuestra lejanía con el lenguaje Divino al Creador.
Cada uno de esos destellos semióticos destila esa Su Luz reflejo del vibrar de Su Palabra, la que vamos reconociendo lentamente como fuente de vida y por ende referencia e influencia para nuestras interacciones e interrelaciones, siendo para ello necesario que el Espíritu Santo y Su Halito de Vida, tome nuestro recipiente corporal y vaya quitando el velo mental que nos genera la oscuridad del pecado y que hoy cubre nuestra alma, por lo cual no logramos percibir ese todo, requiriendo de una especie de puente o transformador para que así esa Luz nos guie y no sigamos negándonos a dichos cambios, Hapak, הָפךְ.
Nuestro diario trabajo requiere para retornar a Su lado que esas nuestras palabras sean de bendición y que lentamente ese lenguaje agreste logre hacernos conscientes de nuestras inconciencias, iluminando nuestras coexistencias para que solo deseemos, ratzah, רָצָה, acercarnos a Él, alejándonos de nuestros pecados gracias a esos nuevos conocimientos, los mismos que nos distraen en lo mundano, desenfocándonos de las manifestaciones del Creador, las cuales nos llevan a tener una mayor interacción con Él.
El Texto de Textos nos revela en Apocalipsis 13:8, “y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo. 9 Si alguno tiene oído, oiga”.
Oremos para que aprendamos a percibir otras dimensiones de vida.