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Mi Kabbala – Shevat 13, 5785 – Martes 11 de febrero del 2025.

¿Distraídos?

El Texto de Textos nos revela en I de Samuel 2:30, “por tanto, el Creador Señor de Israel dice: Yo había dicho que tu casa y la casa de tu padre andarían delante de mí perpetuamente; mas ahora ha dicho el Creador: Nunca yo tal haga, porque yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco”.

El acto de crear implica en sí mismo una organización que a su vez desemboca en una serie de planes, preceptos y normas para lograr que todo lo creado coexista armónicamente, pero debido a nuestro libre albedrio, al ser a imagen y semejanza del Creador, tuvimos la posibilidad de decidir el cómo recrearnos en Su obra, lo que indudablemente nos llevó a desobedecer el programa original que nos diseñó Él, para vivir de una forma arbitraria en contra de su voluntad, destruyéndonos al creer en lo que no tiene sentido, es por ello que nuestro camino de retorno implica el colocarnos en los zapatos, נָ֫עַל naál, de los otros para que juntos reconsideremos lo que es la armonía divina.

Nuestro cuerpo solo nos proyecta nuestra alma, נָ֫פֶשׁ, néfesh, como un pequeño punto que coexiste en esos cinco mundos o niveles, en donde ese punto debe crecer integralmente, elevarse ascendiendo por esa especie de escalera, como lo describió Jacob, hacia los mundos superiores, mientras reconoce la gravedad de los inferiores afectando con sus intenciones ese nivel de conciencia que nos reubica al alimentarnos del Árbol de la vida dejando de enfocándonos en esos deseos egoístas que solo nos alejan de esa fuente primaria de Luz y vida: el Creador y de su aliento: ruaj, שמר.

Hálito, נְשָׁמָה, neshamá, que se encuentra en todo lo que nos rodea, de allí la importancia de atender las manifestaciones del Creador, señales que debemos atender, escuchar, para lograr una apertura sensorial que nos permita percibir esas revelaciones que nos llaman a despertar capturando esa otra información celestial, para identificarnos con ella y con tacto permitirnos integrarnos a Él a través de Su obra, olfateando mejor todo, logrando observar las alertas que nos previenen de lo incoherente para poder además saborear con buen juicio el día a día al nutrirnos de Su palabra, que nos guía.

Hay prendas como el Tallit katán, טלית, vestimenta interior con flecos que cual poncho con un agujero para la cabeza y con flecos especiales torcidos y anudados unidos a sus cuatro esquinas, nos ayudan a tapar nuestra vergüenza del pecado y mostrar nuestro deseo de apertura: Tzitzit que tiene un valor numérico de 600 y que junto a los ocho hilos y a los cinco nudos de los flecos, que equivalen a 613, los mitzvot, nos habla de lo que debemos hacer en pro de nuestro crecimiento integral siendo más espirituales dándole así a nuestra razón esa perspectiva divina gracias a la unción del Espíritu Santo.

El concepto de Jayá, הָיָה, nos reitera igualmente que nuestra alma está conectada con ese nivel de conciencia que puede ver la realidad de una forma diferente, ya que el mundo físico es solo una sombra, un reflejo que percibimos desde nuestras inconciencias siendo necesaria esa cuerda o haz que nos permite el discernir mejor lo que nos sucede para que ya no sean algunos deseos mundanos los que nos manipulen, sino que logrando un sentido trascendente tengamos la claridad mental para ir escalando en buenas obras desde el suelo hacia el cielo producto de una comunicación permanente con nuestro Creador alimentada por nuestras diarias oraciones.

El Texto de Textos nos revela en Efesios 5:17, “por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor”.

Oremos para que nuestras trasformaciones interiores proyecten cambios exteriores.  

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