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Mi Kabbala – Shevat 17, 5785 – Sábado 15 de febrero del 2025

¿Desobediencias? 

El Texto de Textos nos revela en Isaías 3:5, “y el pueblo se hará violencia unos a otros, cada cual contra su vecino; el joven se levantará contra el anciano, y el villano contra el noble”.

Una de las cosas que tal vez más nos cuesta como seres humanos es obedecer, shama שָׁמַע, y quizá por ello nos ocupamos a diario tanto de imponer nuestros criterios en vez de exponer argumentos, lo que a su vez deriva en visiones agrestes como la severidad, rigurosidad, lo áspero, lo duro, lo rígido y por ende, la violencia, probablemente tras esas equivocaciones actitudinales milenarias es que seguimos alineándonos con los extremos, concibiendo incluso a nuestro amoroso Padre Celestial como un ser justiciero obviando que ante todo él es un Padre Misericordioso que nos guía.

Hay límites y normas, claro, pero no nos afectarían si obedeciéramos, quizá por ello la quinta Sefirot del Árbol de la Vida como segundo atributo emotivo, denominada Geburáh, גבורה, Gevurá o Severidad, nos llama al cumplimiento de esos mandatos, recordándonos a la vez estos como expresión de amor del Creador. Tengamos en cuenta que cada letra de su Palabra como Ley refleja esa Guevurá la cual permea toda nuestra realidad en la búsqueda que rectifiquemos nuestros rumbos, siendo dichas chispas lumínicas caídas dignas de apreciar para que sus destellos nos rediman y eleven y, así volvamos a unirnos a Él al caminar por estos senderos de Su mano.

Entender que la severidad que tanto promovemos, vista desde el Árbol de la Vida, al estar colocada bajo Biná, entendimiento, בינה, al lado de Jesed, bondad, חסד y sobre Hod, majestad הוד, nos proyecta cuatro senderos en donde la Torá dada a Moisés y al pueblo de Israel nos visionan guiados por la misma Boca del Creador, nos debería llevar en enfocarnos en Su luz, claridad que le da a nuestro leguaje la posibilidad de hacer realidad unas vivencias teniendo como derrotero las tablas del testimonio de los Diez Mandamientos, los que nos recuerdan que la severidad solo se aplica a la desobediencia.

Visión que asimilada a conceptos de fuerza, juicio, poder y hasta ocultamiento, nos invita es a acercarnos al Creador a través de la lectura de la Biblia, la oración y el acompañamiento del Espíritu Santo para que Él revele, chazoth, חֲזֹת, en nosotros sus misterios y así podamos ir más allá de los entornos oscuros en donde hoy nos encontramos. Se trata de comprender sus diarias revelaciones para apegarnos a Su amor, a sus normas y así los efectos severos de la desobediencia no sean los que nos llenen de más miedos sino que por el contrario ese temor refleje nuestra confianza en Él.

Jesed, como amor nos llama a vincularnos con Él a través de Su obra sirviendo a los próximos como queremos se nos sirva, obviando sentimientos negativos, lo cual nos insinúa que ese temor reverencial que le debemos a Él como Padre, es una motivación diaria para obedecerle tal y como lo debemos hacer con nuestros progenitores terrenales, llenándonos siempre de gratitud, todah, תּוֹדָה, para con ellos, orientados por una serie de principios y valores que alineen nuestros pasos denotándonos además que requerimos en este mundo de dicha corrección, la cual garantiza nuestro pleno bienestar y trascendencia.

El Texto de Textos nos revela en Romanos 11:22, “Mira, pues, la bondad y la severidad del Creador; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado”.

Oremos para que la severidad divina sea entendida como un amor que nos corrige.

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