
Mi Kabbala – Shevat 20, 5785 – Martes 18 de enero del 2025.
¿Pacifistas?
El Texto de Textos nos revela en Números 6:24, “El Señor te bendiga y te guarde; el Señor te mire con agrado y te extienda su amor; el Señor te muestre su favor y te conceda la paz”.
Nuestra historia contiene cientos de momentos en donde en busca de la paz, שָׁלוֹם, Shalom, hemos consolidado guerras y gracias a ellas, una serie de resentimientos que con el paso de los años nos han distanciado tanto que parece una utopía mundial la búsqueda de armonía, esa que debe iniciar en nuestros corazones en vez de visionarla como un resultado exterior, el mismo que nos ha llevado desafortunadamente a fluctuar en emociones encontradas, ilusiones y expectativas competitivas y confrontantes, así como recuerdos agrestes complejos que en la mayoría de los casos nos colocan frente a circunstancias opuestas a dicho estadio pacifico.
Los creyentes buscamos usar palabras que nos inciten a la paz y tranquilidad, pero con todo y ello no logramos ese estado interior pleno de comunión con nuestros próximos siendo necesario aplicar esa bondad, chesed חֶסֶד, que como fundamento de las sefirot nos llama a hacer esa diaria tarea de vernos reflejados misericordiosamente en los demás, quizá por ello nuestro saludo debería ser como el de algunos judíos: “la paz sea con ustedes”, expresión que aunque no se encuentra en los Evangelios, se nos proyecta incluso como un recuerdo de la crucifixión de nuestro salvador quien nos incita a ver en Él la verdadera Paz la cual se nos llama a una comunión como hermanos gracias a la Fe en Él.
Paz de la que nos habló Él y que enarboló gracias a Su amor, el mismo para el cual necesitamos de la guía del Espíritu Santo ya que solo Él nos puede ayudarnos a vincularnos con aquellos que en ocasiones mal calificamos como enemigos, esos que desafortunadamente percibimos así por nuestro modelo egoísta y agreste de sociedad en donde cada vez estamos más que alejados de nuestro Creador y su Luz, siendo necesario el consolidar una berith, בְּרִית, alianza, con Él, pacto que nos permitirá superar todos esos impases que nos desalinean para poder alcanzar ese ideal.
Desde esa lectura trascendente debemos comprender que la expresión: Shalom lajem, שָׁלוֹם לָכֶם, es ante todo una invitación a reencontrarnos con esa dimensión espiritual para la cual Shalom es mucho más que paz, ya que al provenir de la raíz, SLM, שלם que a su vez significa completa, nos habla de integrarnos plenamente con Él a través de esta Su Obra, palabra complementaria Shelem, que también viene de esta raíz, sacrificio y que desde todo su contexto nos habla de la gratitud que le debemos a Él por ese Su derramamiento de sangre, a través del cual nos rescató para que pudiésemos vivir en Paz a su lado una vez superemos todos los desafíos terrenales que cual sacrificios se nos proponen.
Al decir, que la paz es con nosotros, estamos aceptando por ende que tenemos Fe en nuestro Señor Jesucristo, quien nos limpió, טָהֵר, tajér, de nuestros pecados y nos reintegró a nuestro estado natural como hijos, al lado del Creador, estado de plenitud en donde la paz se demuestra como amor, de allí que todos nuestros pensamientos, palabras y acciones deben estar enfocados en ese bienestar que es general y que nos coloca en comunión con nuestros próximos y por ende con Él. Siendo necesario que no perdamos de vista que es preciso integrarnos a esa paz, fruto de no sabernos más alejados de Él.
El Texto de Textos nos revela en Juan 16:33, “Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo”.
Oremos para que la paz y el amor de Jesucristo reine en nuestras vidas y relaciones.