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Mi Kabbala – Sivan 14 – jueves 20 de junio del 2024.

¿Cruzar?

El Texto de Textos nos revela en Proverbios 8:35, “Porque el que me halle, hallará la vida, y alcanzará el favor del Creador”.

A diario tenemos que desplazarnos de un lugar a otro y en algunas ocasiones y lugares la incertidumbre del peligro nos acecha, por lo cual debemos en esos espacios y circunstancias apegarnos a la oración y pedir la guía del Espíritu Santo, quien acompañará nuestros pasos, lo que no quiere decir que no se nos presentarán inconvenientes, algunos de los cuales son necesarios para fortalecer nuestra fe dentro de lo que llamamos pruebas, por lo que es perentorio recordar que si nuestra confianza בָּטַח, bátaj está en Él, probablemente ocurrirán milagros inesperados fruto de mantener nuestra esperanza puesta en nuestro guía y salvador.  

Tengamos claro que el secreto de la resistencia del pueblo judío durante milenios de migración y persecución ha sido el mantenerse cerca de la Palabra del Creador la cual implica un pacto con Él. De allí que se dice que es su pueblo escogido, hecho a su medida, sin importar incluso si les ha tocado migrar de la misma tierra que en esas sagradas escrituras Él les dio. No perdamos de vista que al releer en el Libro de Génesis acerca del patriarca Abram, ha-ivri, הָעבָרי, su propio nombre nos reitera que: es el que cruza, refiriéndose tanto a la migración que hizo Él como la de ese pueblo para establecerse al lado del río Jordán y en la tierra de Canaán, la misma que aún es la prometida para ellos aunque para nosotros los creyentes ella significa el cruzar hacia la eternidad.

Cientos de versículos hablan del paso de un lugar a otro, de transitar por el desierto, מִדְבָּר, midbar, lo que es mucho más que la historia de un pueblo, ya que tiene que ver por nuestro tránsito de nuestra esclavitud corporal a la libertad de nuestra tierra prometida celestial, a la cual solo llegaremos si nos atrevemos a dar el paso de fe y cruzar ese mar o rio plagado de incertidumbres y temores que nos llevan a pensar que no podremos lograrlo, para lo cual necesitamos siempre de esa confianza que nos llama a clamarle como Padre para que sea su Espíritu Santo el que nos guie. 

El concepto hebreo, Adonai ori v’ishi mimi ira, יְהוָה אוֹרִי וְיִשְׁעִימִמִּי אִירָא presenta no solo una sonoridad y similitud poética, ori – mi luz, sino que nos invita a temerle al Creador, más no tener temor del Creador, revelándonos un mensaje especial para comprender que es la luz del Creador la que anula el temor que regularmente tenemos los seres humanos. Lo que quiere decir que, al temerle, le respetamos y valoramos y reconocemos la necesidad de su guía sin la cual nos es imposible cruzar incluso confiadamente de nuestra oscuridad mental a los espacios en donde podemos encontrar de su luz. 

Samuel שְׁמוּאֵל, nos pide que aprendiendo de la historia del pueblo Judío que por más de seis mil años ha tenido que desplazarse siendo sacado de su propia tierra prometida, no perdamos de vista que en cada lugar en que nos encontramos contamos con la Palabra de nuestro Creador, su Luz y guía y en el caso de los creyentes con su Espíritu Santo, que nos aísla de esos miedos que nos llenan de dudas e incertidumbres. Así que aprendiendo de esos hermanos escogidos nunca debemos obviar la Palabra de nuestro Padre y Rey.

El Texto de Textos nos revela en I de Juan 2:17, “Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad del Creador permanece para siempre”.

Oremos para que el Espíritu Santo nos guie para cruzar a Su lado.