Back

Mi Kabbala – Tamuz 16, 5783/Jueves 6 de julio del 2023.

¿Reclamos? 

El Texto de Textos nos revela en Genesis 25:34, “Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado de las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó y se fue. Así menospreció Esaú la primogenitura”.

Aunque la palabra Tamuz en Hebreo hace referencia más a un mes que a otra cosa, algunas personas consideran contradictorio que ese mismo nombre sea el de una deidad babilónica a la que se le honraba en pro de la fertilidad, conceptos que sin embargo nos recuerdan una fiesta menor que se lleva a cabo cuarenta días después de la fiesta judía de Shavuot, con un día de ayuno que conmemora realmente la ruptura de las murallas de Jerusalén antes de la destrucción del segundo templo, por lo cual se entiende como un día que marca el comienzo de un período de luto de tres semanas, reconocidos como días de la angostura, previo además a la fiesta de Tisha Beav, en las cuales se destruyeron las tabletas de piedra de los Diez Mandamientos. 

Rupturas y destrucción que se generan también a través de nuestras palabras que agreden no solo física sino espiritualmente a cientos de seres humanos, dejándonos no solo lejos de Él sino de nosotros mismos, quizá por ello vale la pena comprender aún más el valor de nuestras palabras para hacer ayuno sobre todo de estas y así darnos cuenta por qué el Creador no solo prefirió a Abel antes que a Caín o por qué bendijo a Jacob en vez del primogénito Esaú a quien más que robársele esa bendición, se la quitaron sus derechos, debido a su voz, a sus palabras, las mismas que aunque su padre reconoció como voz de Isaac le llevó a bendecir a Jacob en una actitud que apreciaba más su lenguaje. 

Nuestros ayunos de palabras deben servirnos como creyentes para aprender de estos y otros personajes Bíblicos y no reiteremos la rivalidad de Esaú con Jacob su hermano u más bien asumamos no solo discursos coherentes a la Palabra del Creador sino comportamientos acordes a sus preceptos. Las mismas oraciones de Esaú por ejemplo al ser cortas y secas, difieren de las de Jacob que siempre uso un lenguaje refinado y educado incluso para referirse a sus enemigos, llamándonos a actuar de la misma forma. 

No podemos obviar que el discurso de Jacob que se lee en Génesis y en donde priman partículas lingüísticas como na נָא, dan esa señal de cortesía y formalidad de cómo incluso Jacob le ora al Creador siempre en señal de gratitud, mientras que las frases de su hermano denotan lo contrario, quejas y reclamos. Actitudes completamente diferentes, las cuales llevaron a Esaú  a suponer que no necesitaba del Creador mientras que a Jacob a reconocer que su plenitud dependía de Él y por ello a enfocar sus palabras para alabarle.

Bella visión que nos debe servir como creyentes en los momentos de ayuno y oración para comprender la importancia de ser más gratos y menos quejosos, de alabar más, en vez de pedir tanto, de rogar por el perdón de nuestro Creador en vez de suponernos dignos de estar cerca de Él y sobre todo de acogernos a su misericordia, ya que aunque no merecemos está, por esas nuevas palabras de gratitud Él nos permitirá el estar a su lado fruto de acogernos a través de su misericordia a la aceptación de lo que somos: sus hijos.

El Texto de Textos nos revela en Efesios 4:19, “Eviten toda conversación obscena. Por el contrario, que sus palabras contribuyan a la necesaria edificación y sean de bendición para quienes escuchan”.

Oremos de tal forma que nuestras palabras sean de alabanza y gratitud.