¿Elegimos?
El Texto de Textos nos revela en Deuteronomio 32:7, “acuérdate de los tiempos antiguos,
Considera los años de muchas generaciones; pregunta a tu padre, y él te declarará; a tus ancianos, y ellos te dirán.
El concepto de democracia que plantearon los antiguos griegos está cada vez más desdibujado y aunque se basa en el elegir, en participar y en cogobernar equilibradamente está claro que en esas decisiones ya no prima el bienestar general sino la manipulación de esos pocos que ostentan el poder, lo que nos llama la atención como creyentes para que nuestras decisiones no sigan siendo predeterminadas por esa serie de costumbres y hábitos que paridos desde el pecado original nos han llevado a seguirnos distanciando de nuestra fuente primaria de gobernabilidad: nuestro Señor, Rey y redentor, Jesucristo.
La mejor forma de coordinar nuestra compleja voluntad es la de dejarnos guiar por el Santo Espíritu del Creador, el cual en sus mandatos nos invita a elegir bien, sabiendo que la humanidad engañada parece preferir el alejarse de su reino de vida y enfocarse en la muerte y aunque la misma Biblia nos deja claro que es una decisión personal que parte de amarnos y de prodigar ese fluir en nuestros entornos, nosotros preferimos seguir coexistiendo en comunidades en donde prima la injusticia, perpetuando esa lejanía con Él que lógicamente nos seguirá aislando de sus bendiciones.
El verbo בחר, bahar, que implica elegir se usa de acuerdo a algunos traductores como una acción central del mismo Creador para llamar a una serie de personas que se acogieron voluntariamente a su guía, entendiendo esta como la mejor opción que podemos tomar. Por lo tanto y a partir de dicha enseñanza debemos escoger los mejores pensamientos, palabras, acciones y relaciones para llevar una vida ajustada a su voluntad a través de la cual podemos elegir que sea Él a través de su Santo Espíritu quien no solo nuestras intenciones y deseos, sino además nuestras interacciones e interrelaciones.
Cada día debemos asumir ese reto de actuar sabiamente con decisiones altamente significativas no solo para el momento presente sino para un futuro que nos invita a trascender, lo que incluso quiere decir el elegir corregir nuestros actos incoherentes enmendado posteriormente todo aquello que nos está aislando de una sana vida espiritual. Tenemos para ello la mejor guía, la Biblia que gracias a la oración y a la misericordia divina nos posibilita el develar la cortina ilusoria que nos separa de Él producto de erradas interpretaciones hasta que elijamos aprender de la voluntad de nuestro Padre.
Es tiempo de colocar nuestros objetivos en las cosas espirituales, o de arriba, si así se le quieren llamar, de atender dichas visiones celestiales que llaman nuestra atención y que nos deben alejar de distraernos, con las de abajo, con lo mundano, sí aquello que simplemente nos genera más caos, desilusión y conflictos y para ello se hace imprescindible un esfuerzo personal diario que nos lleve a alejarnos pero de dichos enfoques egoístas para ascender a ese otro espacio que estando allí en nuestro propio cuerpo pareciera no percibirnos al ocupamos de todo aquello que realmente es imaginario e inexistente.
El Texto de Textos nos revela en Gálatas 5:14, “porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
Oremos para que nuestro ser interior se aclare.