Mi Kabbala – Tamuz 20 – viernes 26 de julio del 2024.
¿Elegimos?
El Texto de Textos nos revela en Deuteronomio 32:7, “acuérdate de los tiempos antiguos,
Considera los años de muchas generaciones; pregunta a tu padre, y él te declarará; a tus ancianos, y ellos te dirán.
El concepto de democracia que plantearon los antiguos griegos está cada vez más desdibujado en nuestras comunidades. Aunque sus principios se basan en elegir, participar y cogobernar equilibradamente un país, está claro que en esas decisiones ya no prima el bienestar general, sino los intereses de unos pocos que ostentan el poder, מָשַׁל (mashal). Esto nos llama la atención como creyentes para que nuestras decisiones no sigan siendo predeterminadas por esa serie de costumbres y hábitos que, nacidos del pecado original, nos han llevado a distanciarnos de nuestra fuente primaria de gobernabilidad: nuestro Señor, Rey y redentor, Jesucristo.
La mejor forma de coordinar nuestra compleja voluntad es dejarnos guiar por el Santo Espíritu del Creador, el cual en sus mandatos nos invita a elegir bien, בָּחַר (bachar), sabiendo que la humanidad engañada parece preferir alejarse de su reino de vida y enfocarse en la muerte. Y aunque la misma Biblia nos deja claro que es una decisión personal que parte de amarnos y de prodigar ese fluir en nuestros entornos, nosotros preferimos seguir coexistiendo en comunidades donde prima la injusticia, perpetuando esa lejanía con Él, lo cual lógicamente nos seguirá aislando de sus bendiciones y llenándonos de conflictos.
Nuestras decisiones conllevan una acción central que implica argumentar, יָכַח (yakach), si estamos de acuerdo con Su voluntad o con nuestro libertinaje. Debemos acogernos a Su guía, entendiendo sus preceptos y mandatos como la mejor opción que podemos tomar. De lo contrario, la misma vida tendrá que llamarnos la atención para enseñarnos a escoger y poder coexistir entre los mejores pensamientos, palabras, acciones y relaciones, en pro de una vida ajustada a Él. Gracias a que decidimos, con la ayuda de su Santo Espíritu, que nuestras intenciones, deseos, interacciones e interrelaciones se ajusten a Él.
Cada día debemos asumir el reto de actuar sabiamente, con decisiones altamente significativas no solo para el momento presente, sino para un futuro que nos invita a trascender. Esto incluso implica elegir corregir nuestros actos incoherentes y enmendar todo aquello que nos está aislando de una sana vida espiritual. Tenemos para ello la mejor guía: la Biblia, que gracias a la oración y a la misericordia divina nos posibilita develar la cortina ilusoria, מַצְנִיעַ (matznia), que nos separa de Él producto de erradas interpretaciones, hasta que elijamos aprender de la voluntad de nuestro Padre.
Jeremías, con sus Lamentaciones, איכה (ʾēḫāh), nos reitera que debemos enfocarnos hacia arriba, colocando nuestra atención en Él en vez de distraernos con las alucinaciones de abajo, con lo mundano, aquello que simplemente nos genera más caos, desilusión y conflictos internos. Para ello se hace imprescindible un esfuerzo personal diario que nos lleve a alejarnos de dichos enfoques egoístas para ascender a ese otro espacio que, estando en nuestro propio cuerpo, pareciera no percibirnos al ocuparnos de todo aquello que realmente es imaginario e inexistente.
El Texto de Textos nos revela en Gálatas 5:14, “porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
Oremos para que nuestro ser interior se aclare.