Mi Kabbala – Tamuz 27, 5783/Lunes 17 de julio del 2023.

¿Complementándonos? 

El Texto de Textos nos revela en Eclesiastés 4:9, “mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. 10 Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero !!ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante. 11 También si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente; mas ¿cómo se calentará uno solo? 12 Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto”.

Los temas de ideologías nos están llevando a mayores confusiones de las que podríamos imaginar, tanto que tendemos a descalificar algunas creencias y costumbres afirmando por ejemplo que estas son machistas y hasta retrogradas, simplemente porque las entendemos desde nuestras ilógicas maneras de interpretar los verdaderos preceptos del Creador, los cuales no tienen nada que ver con asumir la sexualidad desde posturas extremas o vergonzosas, sino como algo supremamente sagrado que implica integrarnos incluso a la misma Creación, y no el seguir desobedeciendo con excusas incoherentes. 

Desde esa mirada hay culturas para las cuales es obligatorio casarse y además un deber el satisfacer las necesidades sexuales entre los cónyuges. Para lo cual la palabra hebrea Kidushín, matrimonio que procede del verbo Kadesh קַדִּישׁ santificar o consagrar, se convierte en una invitación para comprender que dicha pareja, al unirse, no solo debe consagrarse a esa relación sino sobre todo al Creador en la búsqueda que esa familia procree unos frutos los cuales deben ser formados bajo la guía de nuestro Padre Celestial. 

Esa es la verdadera razón de ser de nuestra relación marital, la cual debe estar arraigada en el Creador para poder superar esas profundas diferencias que existen no solo de genero sino en nuestras costumbres y hábitos que hacen que estas vayan más allá de lo biológico, intelectual, emocional, lo social o hasta de nuestra propia psicología y con esa nueva luz nos permita complementarnos a través de un Espíritu único que hace que esa relación de pareja se convierta además en una oportunidad de crecimiento mutuo que solo se logra con la guía del Creador y de su Santo Espíritu. 

No olvidemos que como lo expresan algunos estudiosos de estos temas la fuente de nuestra identidad es nuestra alma y que está en esencia es totalmente distinta a la de los demás seres, lo que hace que los hombres según esos criterios tengan su origen del mundo de la trascendencia divina que es la cualidad de estas; mientras que las de las mujeres se origine en el mundo de la inmanencia divina que es la calidad de estar presente, aspectos que se reflejan igualmente en la dimensión de nuestra realidad humana. 

Desde dicha visión el llamado a integrarnos comienza en esa relación de pareja en donde cada individuo como ser único debe dar todo de si para ello, lo que implica que esa distinción poco tiene que ver con lo espiritual en donde el varón y la mujer, no son dos personajes opuestos sino que se complementan, siendo el pecado el que hace que los hombres se caractericen ya no por proporcionar dirección en la relación ni las mujeres por traer presencia al matrimonio sino que se visionen como seres aparte, cuando esas mismas diferencias denotan que no estamos para distanciarnos sino para complementarnos. 

El Texto de Textos nos revela en II de Corintios 6:14, “no os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?”

Oremos para que en vez de vernos como opuestos nos sintamos complementarios.

Mi Kabbala – Tamuz 27, 5783/Lunes 17 de julio del 2023.
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