Back

Mi Kabbala – Tevet 11, 5785 – Viernes 10 de enero del 2025

¿Silencio?

El Texto de Textos nos revela en Génesis 11:7, “Vamos, bajemos y allí confundamos su lengua, para que nadie entienda el lenguaje del otro”.

Se nos llama a escuchar, Selah, סֶ֫לָה, a detenernos a diario, a trabajar en esa labor de atenderle, a aprender lo que realmente significa el buen uso de nuestro lenguaje, utilizando incluso cada pausa de silencio para aprender de la prudencia, herramienta indispensable para escuchar más, en vez de dejar que nuestra lengua de forma inconsciente exprese pensamientos que quizá debía digerir y hasta evacuar de otra forma. No es gratuito que en la misma Biblia se denote ese poder de la Palabra para denotarnos el cómo, al mal usar esta, seguimos tan o más confundidos que los de Babel, razón de peso para que por lo menos nos propongamos bendecir más.  

La palabra babel, בבל, proviene de la misma raíz de balal, בלל, que significa confundido, perspectiva que continúa aflorando en nuestros días producto de un lenguaje que no solo nos aísla hasta de nosotros mismos, nos divide, sino que a la vez nos reproduce confusiones, fronteras y muros inconscientes, los cuales históricamente nos han llevado a percibirnos aparte, cuando realmente somos parte integral de un mismo Creador, siendo necesario que le escuchemos mucho más.

Callar, חָשָׁה, kjashá, como tarea implica el volver a atender la Palabra del Creador y someternos obedientemente a sus mandatos y preceptos con el ideal de retornar a este estadio idílico en donde nos sabemos uno con Él: escuchándole más, en vez de vociferar quejas y reclamos, cuando deberíamos solo agradecerle, lógica, que hará que hasta nuestros ayunos nos conduzcan a asimilar sus revelaciones minimizando nuestros deseos egocéntricos para retroalimentarnos del Árbol de la Vida, ese que escenifica a nuestro Señor Jesucristo como Salvador y Rey, pero al que también desatendemos al no predicar con nuestro ejemplo su idioma universal: el del amor.

Silencio, שקט, shéket, que nos llama a buscar hablar ese Su mismo idioma: hebreo original, del que solo sospechamos sus significados fruto de estar tan alejados de Él, al seguirnos alimentado egocéntricamente de los frutos del árbol conocimiento del bien y el mal, desconocimiento Su voluntad, la misma que se expresa a través de Su palabra, por lo que obviando esa famosa torre rasca cielos que desde aquel entonces queremos consolidar, intentémonos comunicarnos gracias al fluir del Espíritu Santo a través de una simple oración para entenderle, atenderle y de esa forma alabarle.  

Elias, אֵלִיָּהו, ēliyahū, como profeta que escuchó a nuestro Creador, una vez guardo silencio, nos llama a enfatizar en esa perspectiva de buscar de sus manifestaciones a través de las cuales podemos no solo estar prestos a escucharle, sino además a atender nuestra propia conciencia al respecto de todos esos aspectos que haciendo parte de nuestras cotidianidades no deben seguir adheridos a nosotros, ya que nos impiden no solo asimilar la Luz del Creador permaneciendo en la oscuridad de nuestras ignorancias, sino a la vez, alejándonos de esos otros, de quienes necesitamos no solo para que nuestra llama interna no se apague sino para iluminar lo que nos rodea.

El Texto de Textos nos revela en Hechos 2:6, “Y al ocurrir este estruendo, la multitud se juntó; y estaban desconcertados porque cada uno los oía hablar en su propia lengua”.

Oremos para poder entender, atender y vivir conforme a Su lenguaje universal.

Leave A Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *