Mi Parashá – Génesis 5:18
En la cábala, Enoc (חֲנוֹךְ, Chanokh) es una figura particularmente significativa, conocido por su profunda relación con el Creador, la cual se describe como alguien que “caminó junto al Creador”, lo que implica un nivel elevado de espiritualidad y rectitud.
Que Enoc viviera sesenta y cinco años antes de engendrar a Matusalén (מְתוּשֶׁלַח, Metushelach) sugiere un período de preparación y desarrollo espiritual corto pero suficiente, comparado con el de sus otros ancestros, preparándolo para ser el padre de un linaje que continuaría la conexión con lo divino.
El nombre “מְתוּשֶׁלַח” (Metushelach) se asocia a menudo con la longevidad y la duración de la vida, ya que Matusalén es conocido como la persona que vivió más tiempo según la Biblia, lo que podría simbolizar la extensión de la influencia espiritual que Enoc transmitió a su descendencia.
El número 65, que corresponde a la edad de Enoc cuando engendró a Matusalén y, por su valor numérico, nos habla del nombre divino “אֲדֹנָי” (Adonai), lo que sugiere una fuerte conexión con la autoridad y la presencia divina, reforzando la idea de que Enoc estaba espiritualmente preparado y autorizado por el Creador para engendrar a Matusalén.
El nombre “מְתוּשֶׁלַח” (Metushelach) tiene un valor gemátrico de 784 (מ=40, ת=400, ו=6, ש=300, ל=30, ח=8), lo que, a grandes rasgos, simboliza la combinación de fuerzas espirituales y físicas, indicando que la vida de Matusalén estaría marcada por una prolongada presencia en el mundo material, lo cual refleja la extensión de la vida y, por ende, la oportunidad de realizar un gran impacto espiritual.
Nuestras acciones y decisiones, especialmente aquellas que afectan a las generaciones futuras, deben estar guiadas por una profunda conexión con lo divino. Enoc nos muestra que la preparación espiritual y la rectitud son esenciales para dejar un impacto duradero en el mundo.