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Mi Parashá – Génesis 5:27

Quienes hacen bromas con respecto a la longevidad de Matusalén (מְתוּשֶׁלַח, Metushelach) obvian que esa increíble edad de novecientos sesenta y nueve años nos habla de una vida extremadamente rica en sabiduría, experiencia espiritual y un impacto duradero en su entorno y descendencia.

El número 969 se asocia al 9, que simboliza la verdad y la culminación, mientras que el número 6 representa la conexión entre lo espiritual y lo material. La repetición del número 9 refuerza la idea de plenitud y verdad, mientras que el 6 en el medio sugiere que Matusalén logró equilibrar estas dos esferas en su larga vida.

Sumando 9 + 6 + 9 obtenemos 24, que puede ser reducido a 6 (2 + 4). Este número 6 está relacionado con la letra hebrea “ו” (Vav), una letra que conecta y que simboliza el enlace entre lo espiritual y lo terrenal. La vida de Matusalén, por tanto, se puede ver como un puente entre estos dos mundos, manteniendo la estabilidad en una época de transición.

Matusalén vivió en un tiempo previo al diluvio, una era que, según la tradición, fue testigo de una degeneración moral. Su longevidad puede verse como un signo de que su vida sirvió como un pilar de rectitud y justicia en un mundo que iba en una dirección opuesta, manteniendo la continuidad espiritual hasta que su nieto Noé estuviera listo para tomar el relevo.

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