
Mi Parashá – Génesis 8:19
Reflexionar en expresiones como “חַיָּה” (Chayah – “ser viviente”) y su valor de 23, “הָרֶמֶשׂ” (Haremes – “reptil”) con un valor de 345, y “הַתֵּבָה” (Hatevá – “el arca”) con un valor de 412, nos permite comprender mejor los mensajes que se nos dan para entender que los seres vivientes, con su valor de 23, nos indican esa vitalidad que es la esencia de la vida.
Por ello, el valor de “הָרֶמֶשׂ” (Haremes) de 345, el mismo valor que tiene la palabra “משה” (Moisés), nos denota esa conexión profunda con la idea de liderazgo y guía en el contexto de la renovación de la vida. Por eso, la salida de todos los seres vivos del arca, cada uno según su especie o familia, nos da la idea de la importancia de ese momento en que la vida es preservada desde el arca para luego desplegarse nuevamente sobre la tierra e iniciar un nuevo ciclo de existencia.
Este es un símbolo de renovación y esperanza que se nos otorga después de un tiempo de juicio y purificación, comenzando ese nuevo ciclo de existencia para todos, no solo para los seres humanos, sino para toda la creación, marcando un renacimiento completo del mundo. Por ello, cada forma de vida en el gran esquema de la creación es importante.
“חַיָּה” (Chayah) simboliza la fuerza vital que anima a todos los seres, mientras que “הָרֶמֶשׂ” (Haremes) y su valor numérico de 345 nos conectan con el liderazgo y la guía divina necesarios para navegar en un mundo renovado. Por lo tanto, debemos apuntar a esos momentos en que debemos salir de nuestras propias “arcas” y comenzar de nuevo.
La búsqueda de unidad y diversidad en la creación implica que cada uno de nosotros cumpla con su rol tanto en lo personal como en el contexto familiar, ya que cada forma de vida tiene un papel esencial en la renovación y sostenibilidad del mundo en el plan del Creador. Así, después de cualquier tiempo de desafío o “diluvio”, siempre hay una oportunidad para emerger más fuertes y con una nueva perspectiva de la vida.
Al celebrar la vida en todas sus formas, debemos reconocer la importancia de cada ser en el proceso de renovación, lo cual nos inspira a valorar cada vida y la importancia de salir, expandirnos y contribuir al Creador dentro de un mundo que, después de cada período de desafío, debe asumir su dependencia del dador de la vida.