¿Elegidos?
El Texto de Textos nos revela en Deuteronomio 7:14, “bendito serás más que todos los pueblos; no habrá en ti varón ni hembra estéril, ni en tus ganados. 15 Y quitará el Creador de ti toda enfermedad; y todas las malas plagas de Egipto, que tú conoces, no las pondrá sobre ti, antes las pondrá sobre todos los que te aborrecieren. 16 Y consumirás a todos los pueblos que te da Jehová tu Creador; no los perdonará tu ojo, ni servirás a sus dioses, porque te será tropiezo”.
Kavaná כוונת־ intención, como concepto nos lleva a la dimensión verbal mental de nuestros deseos, que luego con sus chispas de Luz convertimos en ideas, para con ellas consolidar pensamientos y un modelo de realidad que visionamos como anhelos o expectativas, lo que nos confronta frente al mundo de nuestras ilusiones y las decisiones transcendentes que debemos tomar para elegir retornar al lado de nuestro Padre o alejarnos aún más de Él. Hay un pueblo terrenalmente escogido, quienes son nacidos en la estirpe judía, más todos somos elegidos desde mucho antes de la Creación, más nos es necesario atender su llamado que quiere rescatarnos con la voz de su Palabra de esta dimensión esclavizante.
La elección a asumir es la de ser fiel a esos mandaros, pero ante la negligencia de nuestros ancestros, Él debió encarnarse en nuestro Señor Jesucristo para rescatarnos, acto que aún no entienden como pueblo los mismos Judíos que inconscientemente al clavarle en la cruz abrieron un paréntesis en la historia para que todos escucháramos ese llamado a través de la guía del Espíritu Santo, el cual logra mantener ese Haz de Luz en este abismo tƒhoÆm, תהום, lugar profundo, en donde nos encontramos como generación de descendientes no solo de Adán y Eva sino del mismo Noe y sus tres hijos luego del diluvio para que nuestras almas encerradas, escuchen nuevamente Su voz.
Sem, שֵׁם Shem, Šēm, Cam חָם , Ham y Jafet יֶפֶת Yapheth, nos invitan como sus descendientes a tomar decisiones que denoten que somos guiados por esa luz amorosa que clama como el mismo universo porque le atendamos a Él y abandonemos nuestra desobediencia que somo reproduce caos y conflicto el mismo que nos sofoca en este espacio oscuro mental. Transformación para nuestras vidas que implica para los creyentes el aceptarle como redentor, resignificando esa nueva posibilidad de vida al reconocernos voluntariamente como hijos, lo que quiere decir seres útiles a Su obra.
Todos somos escogidos o elegidos por el Creador para su salvación, sin embargo, algunos seres cumplen un rol distinto de otros, lo que no nos distancia sino que por el contrario nos complementa. Predestinación que no afecta nuestra voluntad ya que somos nosotros los que decidimos si le aceptamos o no, lo que implica que quienes suponen que todo es cuestión de suerte, Mazel tov מזל טוב, obvian quizá esta visión celestial en donde el único propósito de este proceso terrenal es el de conocerle y reconocernos en Él, siendo necesario para ello que nuestras expresiones cotidianas sean guiadas por Su Palabra.
Es imposible agradar al Creador por más perfectas que consideremos nuestras obras si no contamos con esa Fe para aceptar su voz y llamado, el cual nos reitera que sin Él no podemos salir de la esclavitud del pecado y de la muerte ya que ese libre albedrio que se nos otorgó necesita de la movilidad de su voluntad la cual esta circunscrita a Su palabra la misma que debe guiar y motivar nuestra realidad y el modelo expectante de ella.
El Texto de Textos nos revela en I de Juan 1:9, “si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 10 Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros”.
Oremos para saber que el Creador eligió escogernos también.