Mi Kabbala – 23 Tishrei, 5784 – Domingo 8 de octubre del 2023

¿Imaginarios?

El Texto de Textos nos revela en Génesis 2:8, “Y plantó el SEÑOR Dios un huerto hacia el oriente, en Edén; y puso allí al hombre que había formado”.

Fuimos creados a través de la palabra, ,לברוא crear, dar forma a, la misma que usamos nosotros para construir nuestra realidad, por lo que no podemos obviar que el Creador sopló aliento divino de vida en los pulmones de Adán para dotarnos como humanidad de ese poder creador de su Palabra, que fluye a través del aire y se hace sonido gracias a nuestro aparato fonatorio que luego asume como realidad en nuestra mente, dichos signos que en sus intercambios nos iluminan para que esa semilla de inspiración divina germinara gracias a esa narración encriptada que debemos desentrañar siendo nuestras oraciones y la guía del Espíritu la mejor opción para comunicarnos con Él.  

Es lógico entonces que los estudiosos a través del Notaricón, נוטריקון, juntan letras y números cual acrósticos para reinterpretar y conseguir nuevos significados o sentidos de lo que allí se expresa, zuizá, por ello, el concepto del temor יראה; yirá, al Creador, no tiene que mucho ver con nuestros miedos infundados, sino más bien con hacernos conscientes para que nuestras ignorancias, inconciencias y desconfianzas, se transformen gracias a Su palabra a través de cuatro de nuestras facultades: voluntad, intelecto, sentimiento y conciencia, conjunción que nos invita a usar con sabiduría nuestra dialéctica.

La Palabra es el pilar central del equilibrio del Árbol de la Vida y sus Sefirot, simbología que nos invita en su todo como creyentes, a buscar la armonía a través del buen uso de nuestras Palabras, siendo fraternales con cada una de nuestras interrelaciones, para que así nuestro trayecto por estos cuatro mundos que corresponden a la raíz, el tronco, las ramas y el fruto de dicho Árbol, Etz, עצ, nos permitan ascender por las cuatro etapas de creación: llamar, crecer, formar y hacer, cuatro elementos primordiales del Cosmos: fuego, aire, agua y tierra que nos forjan y dan sentido a todo lo que a través de esta narración existe.

Nuestras palabras crean una realidad, nos conectan y comunican entre nosotros y con la misma Creación o sea nos reconectan al Creador, de allí la importancia de usarlas para alabarle y agradecerle, bendiciendo, omitiendo, esas palabras tendrán ramificaciones y consecuencias no solo físicas sino espirituales en el todo. Maljut מלכות, como Sefirot nos lleva a evitar desconocer esos efectos receptivos de dichas chispas de luz, cegando nuestro entendimiento logrando que nuestra mente use esa imaginación, para afectarnos ya que todo asciende, no solo a otros mundos sino a nuestra conciencia infectándola eternamente.

José יוֹסֵף ,Yoséf, Él añadirá, nos recuerda que nuestra estructura espiritual tanto como la física requiere de nutrirse de Su Palabra para poder alejarse de la oscuridad que sofoca nuestra conciencia por lo cual necesita de otro campo de vida diferente al de este mundo de energías en caos, para poder reencontrarnos con Él por lo cual todo nos habla de Él incluso las emanaciones divinas de las Sefirot corresponden a nuestra anatomía psico espiritual y física para que como observadores y espejos de la Creación logremos conocer y reconocernos desde nuestra esencia y cumplamos con la meta de dicha integración.

El Texto de Textos nos revela en Apocalipsis 22:2, “Y a cada lado del río estaba el árbol de la vida, que produce doce clases de fruto, dando su fruto cada mes; y las hojas del árbol eran para sanidad de las naciones”.

Oremos para que entendamos el cómo el Creador se nos manifiesta. 

Mi Kabbala – 23 Tishrei, 5784 – Domingo 8 de octubre del 2023
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