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Mi Kabbala – 28 Tevet 5784 – miércoles 10 de enero del 2024

¿Promesas?

El Texto de Textos nos revela en Joel 2:31, “y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo. 31 El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de Jehová. 32 Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y entre el remanente al cual él habrá llamado”.

Curiosamente el concepto de Olám עוֹלָם puede hacer referencia a mundo o a la misma eternidad así que aunque nuestras creencias nos llevan a fijarnos en el mundo, esta claro que como creyentes pese a nuestras costumbres paganizadas debemos proyectarnos más que en el futuro incierto en la eternidad, la idea entonces es la de reconsiderar incluso nuestros planes y metas mundanas a ese presente eterno que nos otorga a través de nuestras diarias tareas otro tipo de realidades más trascendentes en donde debe ser el amor nuestra principal búsqueda desde esa perspectiva divina.

Volver al Pardés, jardín del Edén, גינה, o huerto, es quizá la mejor meta que nos podemos fijar a diario, lo que implica que nuestros propósitos deben llevarnoa a amar más, para que ese nuestro mayor anhelo sea el que nos permita retornar a su lado obviando así todas esas creencias romanas que nos llevan a invocar todo tipo de deidades para alcanzar nuestros proyectos materiales, ya que a cada día nos propondremos el consolidar esos propósitos trascendentes que solo les podemos construir bajo esos otros criterios espirituales para nuestras verdaderas transformaciones.

Seguramente por ello las promesas, La´arov, לַעֲרֹב, del Creador son para garantizar esa predestinación, siendo ese nuestro reto para evitar así el idealizar sueños terrenales y visionarnos mejor como hijos del Creador trascendiendo este mundo, de lo contrario es probable que algunos de esos planes, nos desenfoquen, dejándonos simplemente en deseos e intenciones, lo que nos lleva incluso a adorar imágenes que como la de dioses paganos solo nos muestran en su esencia, que esas dos caras de este mundo con sus direcciones opuestas, proyectan una sola búsqueda real de volver a nuestro Eden.

Nuestros días son contados y coexistimos a través de un tiempo terrenal עֵת eth, que es ilusorio ya que somos eternos lo que quiere decir que nuestros instantes, semanas, meses o años que trascurren mentalmente, lo que nos lleva a fijarnos otras metas trascendentes que debemos consolidar a través de nuestros pequeños actos y lógicamente gracias a continuas vivencias conscientes que le den un nuevo valor a nuestras cotidianidades para que al final nos acercarnos al Creador a través de Su obra.

Ismael יִשְׁמָעֵאל‎ Yišhmāʻēl, nos recuerda que el Creador nos escucha y que aunque nos parece que la Creación nos presenta dos caras en donde una tiene que ver con aprender a amar desde lo espiritual y la otra desde lo material nuestra trascendencia, lo cierto es que el llamado cotidiano es que nos permitamos cumplir con esa promesa que le debemos hacer al Creador de obedecerle para retornar a su lado, comprendiendo que a cada instante Él nos brinda una oportunidad para corregir aquello que a diario hacemos equivocadamente por lo que a través de nuestras oraciones debemos rogarle por Su guía. 

El Texto de Textos nos revela en Hechos 2:32, “a este Jesús resucitó el Creador, de lo cual todos nosotros somos testigos. 33 Así que, exaltado por la diestra del Creador, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís”.

Oremos para que podamos cumplir con tantas promesas sueltas.