¿Perfección?
El Texto de Textos nos revela en Génesis 1:14, “Dijo luego el Creador: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años”.
Todo cambia y se integra: gran enseñanza que nos recuerda que el tiempo nos llama a asumir transformaciones en vez de adaptarnos a nuestras costumbres, lo que significa que cada instante es una oportunidad para acercarnos al Creador y crecer en esa Su sabiduría e iluminación, proceso de perfeccionamiento o tarea Tikún, que tiene que ver con formarnos para vivir conforme a sus mandatos, honrándole con nuestros comportamientos. Tikún olam תיקון עולם, implica reparar el mundo empezando con nuestros pensamientos, palabras, emociones, interacciones e interrelaciones, coexistiendo armónicamente con el todo.
Proceso cotidiano para el cual se nos otorgó una vida con un tiempo que contamos a través de nuestros calendarios que con sus ciclos: segundos, minutos, horas, meses o años unos 120 en promedio, nos llaman a enfocarnos en la eternidad, siendo necesario siempre el asumir esos cambios para integrarnos a Él, alejándonos de un mundo de creencias paganas que como las Babilónicas nos llevan a asimilarnos, generándonos como le sucedió al pueblo de Israel a ser esclavos no solo de Egipto sino más delante al ser desterrados por reyes como Nabucodonosor, cuando debemos ser siervos del Creador abad, אב.
Al alejarnos del Creador nos alucinamos con visiones mercantiles fenicias, que se articularon a nuestras costumbres paganas desde tiempo de Salomón quien acogió a Hiram de Fenicia, quizá por ello el orden de nuestros tiempos se alejó aún más de los del Creador y por ende el primer mes, llamado Nisán, hoy es Tishréi, lo que se traduce además que en nuestras vidas le coloquemos precio a todo cuando se requiere más bien de nuestro aprecio, obviando esa búsqueda de perfección divina que nos llama a un diario arrepentimiento: Iom Kipur, en donde nos propongamos ese cambio interior.
Cambios que deben tener una sola perspectiva pese a las múltiples simbologías que nos desorientan y alejan de ese mejoramiento integral continuo, quizá por ello hasta quienes miran los astros aseguran que este mes refleja la balanza, la misma que con sus dos platillos pendientes nos indica que el Creador juzgará nuestros actos en un momento oportuno, por ende no podemos seguir abusando de su misericordia Jesed חסד, llamado para que nos acojamos no solo un día sino constantemente a ese perdón que debe nacer de nosotros para poder irradiar este fluir amoroso luego a nuestros entornos.
Los creyentes no podemos seguir confundiéndonos en costumbres y ritos paganos, sino más bien debemos el asumir ese arrepentimiento gracias a la oración y a la guía del Espíritu Santo para que nuestra Teshubá תשובה, retorno, el cual tiene que ver con todos esos cambios que requerimos y que nos llevan a respetar esos Mitzvot o mandatos del Creador, nos propongan el enfocarnos siempre en bien decir de todos y del todo, dando de lo mejor de nosotros y de nuestros dones para alcanzar ese bienestar que es general y que tiene que ver lógicamente con la perfección que siendo del Creador nos llama a integrarnos.
El Texto de Textos nos revela en Apocalipsis 21:9, “Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero”.
Oremos para que con el cambio de los tiempos tengamos un perfeccionamiento