
Mi Kabbala – Adar 25 – 5785 / Martes 25 de marzo del 2025
¿Especiales?
El Texto de Textos nos revela en Números 19:20, “Y el que fuere inmundo, y no se purificare, la tal persona será cortada de entre la congregación, por cuanto contaminó el tabernáculo de Jehová; no fue rociada sobre él el agua de la purificación; es inmundo”.
Nos cuesta mucho reconocernos como hijos del Creador y más aún, el interpretar todo lo que ello significa, especialmente cuando estamos velados por un mundo interior oscuro que solo nos permite percibir parte de lo material con sus impurezas, desconociendo buena parte de todo, incluso de lo espiritual que nos rodea. Es por ello, que necesitamos limpiarnos (טָהֵר, tajér) no solo del polvo y mugre que se adhiere a nuestra piel, sino de aquello que tanto, mental como espiritualmente nos aleja de esa dimensión que tanto desatendemos, pero en la que debemos enfatizar como propósito existencial.
Búsqueda que nos debe llevar a espacios de reflexión y crecimiento permanente, para que quizá visionemos en Adar (אֲדָר) antes de Purim y hasta luego en el Pesaj, como en el shabatot, ese crecimiento integral que como parashá (porción diaria) nos habla de por lo menos cuatro jornadas (Maftir): Shabat Shekalim, el Shabat Zajor, el Shabat Pará y el Shabat haJodesh, en pro de reencontrarnos interiormente con esa oportunidad de ir preparándonos espiritualmente no solo para reintegrarnos a Él, estando cada vez más cerca de Su Santo Espíritu.
Dicho shabatot, después del maftir (מפטיר) nos llama a releer la haftará correspondiente a la parashá semanal: Shabat Pará, que por ser posterior a Purim, tres semanas antes de Pesaj y una semana antes del Shabat haJodesh, solamente nos incita a visionar en ese maftir (Bamidvar), parte de parashat Jukat, la posibilidad de no llamar sacrificios (Pará adumá, פָּרָה אֲדֻמָּה) a nuestros desafíos sino a ver en esa vaca roja y sus cenizas el mensaje de purificación y salvación que nuestro Señor encarnado en Jesucristo visiono como amor, razón de peso para que a diario conmemoremos Su redención.
Las diversas leyes de purificación, necesarias para las personas que estuvieron en contacto con un cuerpo muerto, por ejemplo, indispensablse para poder entrar al Beit haMikdash (בית המקדש) y ofrecer el Korban Pesaj (קָרְבָּן) solo nos hablan de ese cordero ofrecido como sacrificio en Pesaj, que nos llamó a ver más que esas normas de higiene para entender como creyentes que debemos purificarnos permanentemente con Su amor revisando nuestros actos y evaluando el cumplimiento de sus mandatos hasta acercarnos más al Creador gracias a todos los insumos que nos ofrece en su Palabra y que nos llaman a servir más, a aportar más, a entregarnos más a Él.
Daniel así como Sadrac, Ananías (שַׁדְרַךְ), Mesac, Misael, (מיסאל), Azarias y Abed-Nego (עזריה), nos reiteran que todos los días son especiales y por ende debemos sacar un espacio en nuestras rutinas y estar prestos para alabarle como sus hijos, que le son útiles a su obra, oraciones que cada vez deben ser más intensas, permitiéndonos colocar en práctica sus preceptos y mandatos sabiendo necesario el purificarnos, más que con ritos o actos especiales, con su amor, llenándonos además de reflexiones y acciones que nos inviten a una vida más servicial en donde le aportemos a nuestros próximos irradiándoles esa espiritualidad en vez de contagiarnos de más y nuevas impurezas.
El Texto de Textos nos revela I de Tesalonicenses 4:7, “Porque el Creador no nos ha llamado a impureza, sino a santificación”.
Oremos para que cada día estemos más puros y cerca del Creador.