Mi Kabbala – Adar 6, 5783/Domingo 26 de Febrero del 2023

¿Costumbres?

El Texto de Textos nos revela en Génesis 1:14, Entonces dijo el Creador: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche, y sean para señales y para estaciones y para días y para años”.

Estamos llenos de diversas costumbres que han influido en la forma como contamos nuestros días y a la vez como calificamos a algunos de ellos, llegando a determinar a ciertos tiempos como benéficos o festivos y a otros casi como malditos. Calificativos que dependen de nuestras costumbres las cuales se derivan de unos calendarios no muy precisos que deberíamos ajustar ya no a ciertos momentos fruto de nuestros tiempos finitos y limitados sino a la eternidad celestial que es realmente la que nos cogobierna.

Nuestros meses a diferencia del calendario Judío que tienden a ser los más exactos con relación a la visión Creadora han variado de acuerdo a lo que Moisés determino una vez libero a su pueblo de la esclavitud egipcia siendo el primer día del mes de Nisán, Rosh Hashaná o primer día del mes, que hoy es Tishrei, el aniversario de nuestra creación como seres humanos. Perspectiva que nos da Tora pero sobre la cual los sabios encontraron otras medidas otorgándole a los Sanedrines, corte suprema rabínica, la potestad de establecer con exactitud y consagrar el jodesh con la luna nueva creciente. 

El día 30 de cada mes para esos tiempos el Sanedrín, hombre además versado en astronomía, abría sus puertas en un enorme patio de Jerusalén llamado Beit Iaazek y con testigos que daban testimonio al respecto de haber visto la luna nueva la noche anterior determinaban ese día 30 como Rosh Jodesh del nuevo mes proclamando ¡Mekudash!, ¡Santificado! La noche siguiente o segunda noche del mes, se encendían grandes fogatas en las cimas de ciertas montañas para que distintos vigías apostados en las cimas de otras montañas vieran este y gracias a una cadena de comunicación que llegaba hasta Babilonia todas las comunidades por apartadas que estuvieran atendieran cada fecha. 

Así fue como poco a poco se dio un calendario fijo ligado más a nuestras costumbres y sus fusiones culturales afectando así directamente no solo nuestras relaciones y procesos formativos formales e informales sino nuestra propia interacción con la creación. Y aunque el calendario hebreo siga dependiendo en parte de los cálculos del sabio Hilel I una vez se dejó a un lado esa perspectiva del Sanedrín esta claro que los seres humanos, parece sumamos más que años daños, deteriorando no solo nuestra especie sino los entornos en los cuales convivimos fruto de seguir alejados del Creador y sus mandatos. 

La palabra hebrea para día יום yom, nos invita como creyentes más que a un periodo de tiempo a entender que dependemos de la luz del Creador, de su guía, es por ello que el período del crepúsculo, que va desde la puesta del sol shkiá hasta que se hacen visibles tres estrellas tzet hakojavim, se considera como un tiempo incierto o bein hashemashot, y es que el Creador primero creó la noche y después el día, lo que hace que el pueblo Judio inicie sus días en la noche que lo precede, visionando por lo tanto, que de la muerte terrenal oscura estamos llamados a despertar a la vida eterna al lado de nuestro Padre Celestial. 

El Texto de Textos nos revela en Gálatas 4:4, “Pero cuando vino la plenitud del tiempo, el Creador envió a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley”.

Oremos para que cada instante de vida sea valorado como ese presente que nos otorga el Creador.  

Mi Kabbala – Adar 6, 5783/Domingo 26 de Febrero del 2023
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