¿Altruismo?
El Texto de Textos nos revela en Deuteronomio 16:19, “no torcerás la justicia; no harás acepción de personas, ni tomarás soborno, porque el soborno ciega los ojos del sabio y pervierte las palabras del justo”.
Varios versículos de la Biblia nos recuerdan que una vez nos desconectamos del Creador asumimos ese deseo egoísta pecaminoso que solo nos conduce a pensar en nuestro bienestar como prioridad de vida sino que como visión nos impide ver esa necesidad de transformarnos para que todo cambie, por lo que desde esa mirada los eruditos nos motivan a ser altruistas o sea a aminorar nuestra dependencia y apegos hacia un mundo material, lo cual al final de nuestro paso por esta tierra se traduce en que nada nos pertenece y que simplemente somos mayordomos de la misma vida de la cual debemos degustar, amando a nuestros próximos, no es coincidencia que dueño בַּעַל en hebreo nos hable de baal.
Bajo esa perspectiva algunos estudiosos del Talmud nos dicen que la frase, “lo mío es tuyo y lo tuyo es tuyo”, implica que lo que yo poseo como individuo, no es sino para ayudar a mis semejantes, lo que llevado a otra expresión como, “que el árbol es valorado por el fruto que da”, nos reitera que estamos llamados a servir y a entregar a los demás lo mejor de nuestros dones, para con ello lograr el bienestar general de nuestras comunidades, lo que se debe traducir en acciones, pensamientos y palabras fraternales con quienes coexistimos sin esperar recompensa alguna, ya que de ello todos nos beneficiamos.
Seguir buscando ese mal llamado progreso material solo implica que otras personas se vean perjudicadas de alguna manera fruto de las consecuencias de esos “avances” que regularmente incrementan nuestros egoísmos y con ello todos esos sentimientos adversos que de allí se desprenden, lo que se podría contrarrestar cuando asumimos una serie de principios y valores que desde una perspectiva espiritual nos motiven a otros parámetros de vida en donde ya no importe tanto lo que tengamos, sino lo que somos.
Seguir perpetuando que nuestro libre albedrío se incline por esa alternativa egoísta solo promueve un desequilibrio de fuerzas que históricamente nos ha conducido a más injusticias y guerras, óptica en la cual nos cuesta aún más el entender conceptos básicos como la bondad y la misma equidad, perspectivas de las cuales se pueden derivar bellas visiones en pro de la armonía, esa a través de la cual no tendríamos que buscar oponentes ni competidores sino próximos que aporten al bien general del mismo universo.
Según los expertos, no se trata tanto de anular o evitar el deseo de recibir que es innato y que contiene algo esencial como invitación a depender de nuestro Padre Creador, más lo que si debemos hacer es reeducar nuestras intenciones hasta darles la forma correcta para que se conviertan en altruismo, lo cual nos llevará a disfrutar de hacer el bien tomando más y más conciencia de las necesidades de nuestros semejantes, modelo de Justicia de la cual poco entiende nuestro actual desarrollo que promueve la competitividad egoísta.
El Texto de Textos nos revela en Lucas 12:47, “aquel siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes. 48 Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá”.
Oremos para que el Creador nos guie para que aprendiendo de su bondad seamos bondadosos y altruistas.