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Mi Kabbala – Av 21, 5783/Miércoles 9 de agosto del 2023.

¿Cubrirnos? 

El Texto de Textos nos revela en Deuteronomio 22:5, “la mujer no vestirá ropa de hombre, ni el hombre se pondrá ropa de mujer; porque cualquiera que hace esto es abominación al Señor tu Creador”.

Se cree que hay diferentes formas de mostrar nuestro respeto para con el Creador, siendo necesario hacerlo desde nuestras palabras, pensamientos y actos, más hay quienes además lo hacen con su vestimenta, colocándose incluso sus mejores prendas para ir a la Iglesia. El pueblo Judío nos denota por ejemplo a través del Talit una visión que representa esa esencia en donde reconocemos que a Él como ser Supremo, debemos demostrarle tanta reverencia que se hace preciso cubrirnos, por lo cual ellos además acompañan su ropaje de un Tzitzit, ציצת, que es el nombre dado a los flecos del Talit, los cuales sirven esencialmente como medio de recordación de los mandamientos del Creador.

Incluso para estos creyentes el cubrimiento de la cabeza tiene que ver con esa muestra de respeto naciendo de allí un concepto, el Irat Shamaim o pie­dad, lo que indica que hay algo por encima de nuestras cabezas, un Ser que nos debe guiar en cumplimiento de una mitzvá que como tal es la conciencia de llevar siempre a cabo la Voluntad y Sabiduría del Creador. Por lo tanto la kipá, כִּפָּה‎, cúpula o parte superior como pequeña gorra ritual usada tradicionalmente por los varones judíos, cumple también con estos fines. 

Así es como dicho vestuario se complementa con un manto que rodea el cuerpo, con los cordeles que cuelgan de él, representando los dos aspectos del Creador, y su forma de relacionarse con nosotros. Los pequeños cordeles que cuelgan de las puntas son sólo una diminuta fracción de Su Ser, aquella porción que podemos experimentar. Otros usan además el sombrero negro o una Kipá negra de terciopelo y algunos hasta se visten regularmente de saco negro, incluso con las mismas medias, igual color para la camisa, idéntica barba colorada y los mismos anteojos.

Son costumbres es cierto, pero algunas de esas prendas ayudan a recordarnos la necesidad de buscar ser cada vez más íntegros, en la búsqueda de estar más y más cerca de nuestro Creador. En el fondo si así lo queremos comprender todo nos lleva a entender que nuestro ropaje nos envuelve y que por impíos que seamos Él baja hacia nosotros para cubrirnos y por ende, nos pide que hablemos con Él a través de la oración. Es por ello que los Judíos besan y toman el Tzitzit que cuelga de sus cuerpos con cierta periodicidad. 

Los creyentes Cristianos por nuestra parte deberíamos vislumbrar el cómo nos sentimos más cerca del Creador gracias a nuestras actitudes, pensamientos pero sobre todo con nuestros comportamientos, que estando o no acompañados de vestimentas especiales, si deben tener una actitud que denote que vivimos honrando y respetando a ese Ser Supremo al que desafortunadamente poco o nada le devolvemos en un mundo que no denota el debido respeto a Él, tanto, que hay quienes prefieren seguirse mostrando desnudos.

El Texto de Textos nos revela en Santiago 2:1, “hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas. Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso, y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: Siéntate tú aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado; ¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos, y venís a ser jueces con malos pensamientos?”

Oremos para que honremos con nuestras acciones a nuestro Creador.