¿Literalidad?
El Texto de Textos nos revela en II Crónicas 33:13, “Y habiendo orado a Él, fue atendido; pues el Creador oyó su oración y lo restauró a Jerusalén, a su reino. Entonces reconoció Manasés que Jehová era el Creador”.
Hay lecturas Bíblicas que cuesta comprenderlas desde su literalidad siendo necesario contextualizarlas, de tal forma, que como en el caso de la resurrección por ejemplo, logremos comprender que somos eternos. Interpretación que puede llevarnos a asumir que este mundo material se funde con nuestra dimensión mental y espiritual constantemente, lo que se traduce en que no reconozcamos nuestra o alma por estar desconectados del Creador, siendo necesario atender para ello al Mesías y simplemente amarnos corrigiendo además todos esos pensamientos y comportamientos que nos alejan de esta visión eterna.
Contamos con una especie de programa mental milenario que retroalimentándose del conocimiento del bien y del mal nos ha llenado de especulaciones y de relaciones plagadas de deseos egoístas, que reproducimos de generación en generación, siendo necesario que enfoquemos nuestras nuevas visiones en vincularnos a través de ese amor con esos próximos y desde dicha mirada misericordiosa comprender que somos seres que necesitamos de vivir adheridos y en obediencia a nuestro Padre Celestial.
Al acercarnos a esa fuente de energía y Luz divina nuestras propias vidas se transforman logrando incrementar la percepción de todo aquello que antes considerábamos desde nuestras sesgadas lecturas como dudoso y ahora gracias a la oración y al Espíritu Santo empezamos a ver como natural, lo que a su vez hará que comprendamos a nuestros cuerpos físicos como templos temporales de nuestra alma para que así ese reencuentro con el Espíritu del Creador nos lleve a aceptar que hay un universo Infinito y eterno.
Desde esa mirada palabras como resurrección e incluso arrepentimiento nos invitan es a regresar a esa espiritualidad de la cual nos desintegramos producto de la desobediencia. Perspectiva de reencuentro que en el eterno presente podemos hacer aquí y ahora y, de la cual nos hablan algunos estudiosos de la Torá al afirmarnos que un análisis profundo de la última letra del tetragramatron, Hei ה, que para estos fines contiene el Nombre del Creador al articularse a las tres primeras letras para hablarnos de dicha Unidad divina.
Por lo que si queremos considerar una nueva lectura incluso de cada letra dándole a estas significados numéricos como el cinco y que nos llevaría a los cinco mil panes o a otras parábolas de la Biblia debemos ajustar esas interpretaciones no a nuestros sesgos sino a esa lectura que nos invita a través de cada versículo a reintegrarnos con la misma Creación a través de la oracción, la cual significa colocar en práctica todo lo que predicamos y anhelamos haciendo del amor nuestra guía, con lo cual cada valor numérico, cada código secreto, si así lo entendemos, debe es encender en nosotros esa Luz interior para que resucitemos a diario sabiéndonos hijos del Creador.
El Texto de Textos nos revela en I de Corintios 15:16, “porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; 17 y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados. 18 Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron”.
Oremos para que resucitemos al amor del Creador.