Back

Mi Kabbala , Elul 11, 5783/Lunes 28 de agosto del 2023

¿Palabras?

El Texto de Textos nos revela en Deuteronomio 31:9, “Y escribió Moisés esta ley, y la dio a los sacerdotes hijos de Leví, que llevaban el arca del pacto de Jehová, y a todos los ancianos de Israel”.

La Torá como enseñanza o instrucción de la ley del Creador contiene realmente cinco libros que los creyentes reconocemos como el Pentateuco: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio y aunque la tradición argumenta que fue Moisés quien escribió estos libros, otras visiones aseguran que dichas enseñanzas del Creador para su pueblo, fueron entregadas a este para que como las mismas tablas de la Ley, él las difundiera y enseñara a todos sus congéneres de tal manera que esa Palabra guiara todas las vidas.

Quienes estudian en profundidad estos temas afirman desde conceptos como el Árbol de la Vida, que Moisés tenía la capacidad de ver estos manuscritos en el mismo ambiente, teoría que algunos explican desde otra óptica como sinestesia, propiedad que permite percibir algo más allá de lo que otros captan a través de sus sentidos, lo que en este caso significa que él veía en pleno, el movimiento de las veintidós letras de dicho alfabeto cual hologramas, recibiendo así directamente los preceptos que le expresaba el Creador.

La sinestesia como condición que se da en algunas personas permite oír colores, ver sonidos e incluso apreciar texturas, cuando se saborea algo, por lo que se cree que Moisés Moshé, מושה o משה, podía percibir de manera espontánea estas correspondencias en tonos de color, de sonido e incluso intensidades de sabores, logrando por dicha facultad muy exclusiva, por cierto, que esas sensaciones experimentadas le llevaran a un espacio sensorial particular y distinto al común que alteraba sus percepciones comunicándose así de forma diferente con el Creador y con lo que Él le comunicaba.

Quienes profundizan aún más en estas reflexiones aseguran que antes de la llegada de la Torá se vivieron dos mil años de caos, que luego con esa Palabra se dieron dos mil enseñanzas que con la llegada de nuestro Señor Jesucristo se convirtieron en dos mil años de misericordia, en donde nuestro Mesías nos denota que aunque el Creador realmente esta oculto en todo, lo cual hace posible que nosotros lo podamos encontrar en nuestro Templo corporal si abrimos nuestras percepciones a Él incluso en lo más simple de la naturaleza y nuestras cotidianidades ya que Él nos quiso salvar להושיה, leoshía.

La Palabra eterna e indestructible la podemos recibir aun sin alcanzar esos niveles de percepción cinestésica logrando integrarnos con esos fragmentos de Luz a través de la oración y la guía del Espíritu Santo, abandonando así tantos engaños disfrazados de idolatrías que nos impiden percibir al Creador y convertirlo en nuestra prioridad y vivencias. Aceptemos entonces que la misma Biblia está plagada de silogismos y pequeños destellos que nosotros debemos encender para nuestras diarias búsquedas.  

El Texto de Textos nos revela en Lucas 16:10, “el que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto”.

Oremos para poder percibir, entender y ver la Palabra hecha vida en nuestras cotidianidades.