¿Códigos?
El Texto de Textos nos revela en Amós 3:7, “Ciertamente el Señor Creador no hace nada sin revelar su secreto a sus siervos los profetas”.
Nuestro lenguaje es una decodificación de signos y símbolos lingüísticos que le dan significado a nuestros conocimientos, lo que quiere decir que son estos códigos semiológicos los que convierten nuestras narraciones en un modelo de interrelaciones que proyectadas desde esos intercambios a través de esas decodificaciones lingüísticas reproducen en nuestras mentes una realidad que reconocemos como vivencias, siendo esa lectura la que nos lleva a las veintidós letras originales del alfabeto hebreo, que con sus signos y símbolos representan en sus diferentes combinaciones nuestro lenguaje, el cual traducido a nuestros esquemas de comunicación convertimos en nuestra vida.
Entender ello implica el vislumbrar en esa Palabra del Creador dicha realidad que Él quiso proyectarnos, pero que nosotros confundimos y desatendemos logrando con nuestros lenguajes traducimos de la vida que solo nos alejan más de Él, incomunicación que nos debe llevar fruto de la guía del Espíritu Santo al Texto de Textos para reorientarnos por ese molde a través del cual nuestras coexistencias cobran un verdadero sentido trascendente que logra que nuestras vivencias sean transformados gracias a Su Palabra.
Códigos y simbologías plasmados no solo en ese manual de vida sino en nuestro propio ADN y que reconocemos desde nuestra conciencia la cual nos llama a mantenernos en comunión con Él pese a que nosotros en nuestra obstinación preferimos seguir mal interpretando no solo el significado de sus preceptos y mandatos sino de esas mismas Palabras que con su Luz recodifican nuestros idiomas para que dejemos la confusión que desde Babel predomina y logremos una interrelaciones armónicas fruto de dicho lenguaje.
De las cuatro letras del tetragrámaton se decodificaron 22 letras que fueron el fundamento y que el mismo grabó, talló, permutó, pesó, transformó y dibujó en todo lo Creado, partiendo desde alef, אמת, verdad y terminando con betב, casa, a traves de las cuales todo se articulan repitiendo un ciclo con sus movimientos que nos llama a comprender que toda criatura y toda palabra emana de ese solo Nombre que creó el universo y que se guin los eruditos dividió sus enseñanzas en tres partes Sefarim, a saber, con escritura Séfer, con número Sĕfar y con palabra Sippur, siendo Séfer Yetzirah, ספר יצירה, su libro de la creación.
Lo que quiere decir que en esas líneas se vislumbran íntimamente más que la relación de cada figura o dibujos o signo, nuestras interacciones e interrelaciones descritas como el trasegar de nuestra cultura, en donde el pueblo Hebreo como protagonista con sus costumbres nos llama a tener en cuenta las enseñanzas de nuestro Padre, Su guía y todo lo que ello significa. Razón de peso para que se humanara en nuestro Señor Jesucristo y nos llamará a volver a su Palabra, a su amor, a vincularnos e integrarnos con Él alejándonos ahora pero del pecado que nos tienen incomunicados de esos mensajes de vida.
El Texto de Textos nos revela en Juan 5:39, “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí”.
Oremos para que el espíritu santo nos revele los misterios de la Palabra.