
Mi Kabbala – Elul 27 – lunes 30 de septiembre del 2024.
¿Confundidos?
El Texto de Textos nos revela en Nehemías 9:30, “Sin embargo, tú los soportaste por muchos años, y los amonestaste con tu Espíritu por medio de tus profetas, pero no prestaron oído. Entonces los entregaste en mano de los pueblos de estas tierras”.
La cábala y la gematría nos revelan, a través de las letras hebreas originales y sus chispas de luz, esos elementos simbólicos que, con sus combinaciones, nos proyectan nuevas interpretaciones para enfocar nuestras búsquedas cotidianas en reconectarnos con Él. La letra Hei (ה), unida a la letra Vav (ו), que significa “hijos”, y fusionada con Yod (י), que simboliza al Padre o Abba, son señales lingüísticas que nos indican cómo se nos guía a través del verbo para volver al Padre, una lectura que deberíamos realizar, pero que, fruto de nuestras confusiones lingüísticas, no llevamos a cabo.
Cada signo lingüístico contiene la vibración de Su palabra, que al moverse genera energía y luz. Este fluir reproduce imágenes que traducimos en conceptos, una decodificación que orienta nuestras vivencias para volver a su lado. Sin embargo, la oscuridad de nuestros pensamientos, producto del pecado, nos aleja de Él y de toda Su realidad. Por ello, debemos obedecer Su Palabra, nutrirnos de ella e iluminar nuestros entendimientos para que, con esas revelaciones, podamos acercarnos a Él y alejarnos de todos esos conflictos, enfermedades y resentimientos que nos distraen (הַסָּחַת דַּעַת hasajat da’at).
Somos fruto de la Palabra creadora, de Su narración (סִפּוּר, sipur), por lo que esa energía divina es la responsable de que, incluso, nuestro confuso y limitado lenguaje nos reproduzca vivencias interiores que nos aportan en ese plan de hacernos conscientes de todas esas inconsciencias que no permiten a nuestra alma despertar plenamente. Por ello, debemos orar más para que Su amor y misericordia sean los que nos guíen, mientras nosotros, desde esa perspectiva, nos proponemos agradarnos, dejando de agredirnos como resultado del caos que reina a nuestro alrededor.
Cambiar nuestras palabras, buscando que sean más fraternales, es el camino que nos puede llevar a valorar esta vida como algo único, donde el mismo Creador nos trata con su amor para que logremos desprendernos de todas las impurezas de nuestros confusos lenguajes, los cuales contaminan nuestro ser al desconectarnos de Él. Es necesaria la mediación de Su Espíritu (רוח, ruaj) para que este sea el aliento que motive todo nuestro ser, y así estemos cada vez más aferrados a Su Haz de Luz (אוֹר, or).
Seguir como en Babel (בָּבֶל), queriendo coexistir sin Él y suponer desobedientemente que somos independientes de Él, solo nos ha llevado a habitar en el reino de la muerte, enfocándonos en placeres terrenales egoístas y obviando el objetivo trascendente de integrarnos a Él a través de Su obra. Para ello, es necesario no solo revisar nuestro lenguaje, sino transformarlo, de modo que, a partir de esa nueva comunicación directa con Él, recibamos Su guía. Esta guía, al llenarnos de Su amor, debe irradiarse en todos esos entornos de vida que antes, debido a nuestro lenguaje confuso, convertíamos en espacios de conflictos e ingratitud.
El Texto de Textos nos revela en I de Corintios 2:10, “Pero el Creador nos las reveló por medio del Espíritu, porque el Espíritu todo lo escudriña, aun las profundidades del Creador”.
Oremos para que nuestras palabras sean inspiradas por Él.