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Mi Kabbala – Iyar 11, 5785 – Viernes 9 de mayo del 2025

¿Viento?

El Texto de Textos nos revela en  Deuteronomio 32:11, “Jehová solo le guio, y con él no hubo dios extraño”.

A diario nos hacemos cientos de preguntas (lishol – לשאול) y aunque algunas parecieran generarnos dudas, sus respuestas nos deben aportar confianza en Él, gracias a que nos sabemos eternos y prestos a ser guiados por SU amor, el mismo que se irradia en todo lo existente, incluso en aquello que consideramos por nuestros sesgos se encuentra distanciado de Su presencia, ya que olvidamos que el cogobierna todo y aunque respeta nuestra voluntad, existen leyes que ratifican esa realidad espiritual.

Nos recreamos en lo creado lo que significa que debemos mirar más allá de unas propiedades fisiológicas de un mundo animado, que nos mantiene alucinados a una dimensión en la que suponemos coexistir, obviando otras, que además nos denotan esa integralidad que nos proyecta unas propiedades espirituales que son las que nos guían a través de esa Su sabiduría, la misma que nos propone unos propósitos, siendo indispensable despertar nuestra alma (נפש, Nefesh) conectándola con Su Ruaj (רוח), Espíritu, que como el viento nos reconectar con nuestra esencia.

Espíritu del Creador que desde Su Palabra mueve todo, Ruaj Elohim, expresion que nos ayuda a comprender la plena presencia del Creador en lo existente, siendo Ruaj, viento o Espíritu, el fundamento para vislumbrar allí a Elohim (אֱלֹהִים), padre Celestial, quien nos guía hacia Él, término que aparece exclusivamente en la Torá, para que desde esa analogía, entendamos que Él hace el máximo esmero, que nos ama y que como águila revolotea (merahefet), sobre sus polluelos, recogiéndoles bajo sus alas.

Cuidado que al hablarnos de Volar (מְרַחֲפִים – Merajafim), nos lleva vislumbrarnos desde el viento, apreciando su delicado amor, su cuidado y afecto divino, pero como nos cuesta tener esa perspectiva espiritual necesitamos de Su sabiduría la cual abre nuestro entendimiento para percatarnos que ese viento que sopla desapasionada e indiferentemente sobre nosotros contiene Su Espíritu, aliento de vida que aletea tierna y amorosamente sobre toda Su creación y así es como Él logra cernirse dulce y apasionadamente en nuestro ser al ingresar aire a nuestro sistema respiratorio para retroalimentarnos permanentemente de su esencia.

Elias, (Ēliyahū, אליהו) como profeta nos reconfirma que estamos llamados a buscarle, siguiendo el ejemplo de todo lo que nos rodea, lo que significa imitar la naturaleza para vivir unidos y reencontrarnos así con sus propósitos, siendo guiados para ello por su fluir amoroso, ese que nos permite discernir entre lo que debemos y no debemos hacer para alcanzar esos frutos divinos, bienestar que nos reitera a cada instante la necesidad de identificarnos con esa nuestra esencia, naturaleza espiritual que nos revela además el sentido y camino de retorno hacia ese lugar de donde nos distanciamos producto de nuestra desobediencia, la misma que nos llena de dudas. 

El Texto de Textos nos revela en Mateo 6:33, “pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”.

Oremos para atender nuestros entornos y dejarnos guiar por nuestro Creador.

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