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Mi Kabbala – Nisán 15, 5785 – Domingo 13 de abril del 2025.

¿Resurrección?

El Texto de Textos nos revela en Isaías 53:2, “subirá cual renuevo delante de Él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en Él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido del Creador y abatido”.

El concepto de resurrección (Tejiat haMetim, םיתמה תיחת): vida en la muerte, nos llama a comprender lo que significa nuestro corto proceso terrenal en donde naceremos de nuevo del vientre de la tierra, una vez seamos sacados de este espacio por nuestro Señor Jesucristo, que nos rescató al humanarse para mostrarnos que por fe podemos superar esa puerta estrecha del abismo que hoy nos separa de nuestra realidad celestial de la cual perdimos noción al retroalimentarnos del pecado del árbol del conocimiento.

Entender que el Mesías (משיח, mâshı̂yach) ungido, ya vino para redimir a Su iglesia, es a la vez aceptar su segunda venida, en donde todo ojo le verá y por ende todos los hijos pródigos serán invitados al banquete celestial para poder disfrutar a su lado, de todo lo que en esencia ello significa y aunque Su pueblo escogido lo espera, nosotros como creyentes estamos convencidos que en Él tenemos ese abogado, que nos brindará la posibilidad de retornar a nuestra morada celestial al sabernos purificados por su sacrificio en la cruz y por ende el perdón de nuestros pecados.

Su resurrección nos abre nuevamente las puertas del Edén como Árbol de Vida lo que no desdice de buscar nuestro perfeccionamiento terrenal a través de Su guia, trabajando conscientemente por esa recompensa final superior o Mundo Venidero (Olam Ha-bá,עולם הבא), en donde podremos estar eternamente junto al Creador, por lo cual nuestras vidas no comienzan al nacer físicamente, ni terminan con la muerte, sino que una vez fallecemos entramos al Gueinom, esperando ese mundo venidero tras la resurrección de los Muertos, una vez el Mesías, restablezca todo con el Juicio Final.

Salvación (יֵ֫שַׁע, Yeshu’ah) que se convierte en motivo de alegría pero a la vez de predica a través del amor a esos nuestros próximos, gracias a que aceptamos Su rescate y por ello, nos sentimos en posición de denotarles a otras personas lo que ello significa en su todo, invitándoles con nuestro ejemplo de vida a que sigan ese camino hacia la resurrección, el cual es nuestra esperanza, para lo cual se nos dejó al Espíritu Santo como apoyo y guía para vivir conforme a esos preceptos, siendo las pruebas, dolores y enfermedades mundanas, desafíos y motivos para confiar cada vez más en Él.

El profeta Isaías (יְשַׁעְיָהוּ‎) nos presenta también esa visión de la resurrección de Cristo que se reconfirma en la tumba vacía, llamándonos como creyentes a entender que aquel Verbo Creador se humanó, para derramar Su sangre y expiar nuestros pecados, convirtiendo ello en la razón de nuestras existencias y la esperanza para darle sentido a nuestros diarios pasos, guiándonos con su Luz hacia la eternidad, hasta retornar a nuestra morada o mundo venidero en donde todo será acorde a esos sus amorosos anhelos. 

El Texto de Textos nos revela en Juan 11:25, “le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. 26 Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? 27 Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo del Creador, que has venido al mundo”.

Oremos para que nuestra fe nos permita entender mejor su resurrección.

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