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Mi Kabbala – Shevat 28, 5785 – Miércoles 26 de febrero del 2025.

¿Impurezas?

El Texto de Textos nos revela en Zacarías 13:2, “Y sucederá aquel día, declara el Creador Señor de los ejércitos, que eliminaré de la tierra los nombres de los ídolos, y nunca más serán recordados; también yo quitaré de la tierra a los profetas y al espíritu inmundo”.

Hemos asimilado una serie de influencias y creencias paganas en nuestros lenguajes y comportamientos, programación, que se sigue fusionando con una serie de posturas pecaminosas que solo nos arrojan nuevas contradicciones, incluso nuestros calendarios son producto de sesgos como el del emperador romano Julio César que hizo que febrero fuera el comienzo del año nuevo con el equinoccio de primavera y que el solsticio de invierno pasara a enero, donde para el senado romano comenzaba el año oficial, obviando por esos impulsos políticos los temas relacionados a las órbitas de la Tierra, אָ֫רֶץ” (érets).

Así es como Februarius, que procede del latín februa, hace referencia es a una serie de festivales de la purificación celebrados en la antigua Roma, la misma que de alguna manera nos impuso criterios, que aunque no tenemos en cuenta conscientemente, nos han alejado de la verdadera Luz del Creador para opacar nuestros contaminados hábitos plagados de todo tipo de oscuridades y vacíos, los que a su vez representamos en deseos y pensamientos separados de los mandatos divinos, los cuales sin embargo nos sirven de advertencia divina para entender que debemos evitar seguir llenándonos de esas impurezas mercantiles y así podamos volver a integrarnos a Él אחדות (aḥdut).

La historia nos proyecta además al obviar las manifestaciones divinas, esas y más idolatrías plagadas de incoherencias que, nos propusieron depender de un calendario que pasó del Quíntilis y Séxtilis renombrados como Julio y Agosto, en honor de Julio César y César Augusto, a que nuestros meses tuvieran entre 30 y 31 días, siendo Febrero el único que quedó corto, para con esa cuenta completar cada cuatro años los tiempos descuadrados de unos calendarios paganos que en sus años bisiestos nos hablan de lo equivocados que vivimos al prolongar y magnificar esa bipolaridad, מְפַלֵּג, mefaleg.

Nuestras cuentas y denominaciones nos distraen al punto que aun leyendo la Biblia en donde el quinto mes de Shevat, שבט o undécimo del antiguo calendario, obviamos que ese tiempo de lluvias en Israel, nos llama a recordar la importancia de limpiar nuestros seres, de purificándonos, gracias a este líquido de vida, instrumento divino que nos incita a que simbólicamente nos sumerjamos para bautizarnos en esa agua, recordándonos además a través de dicho acto que desde el vientre de nuestras madres y a través de nuestro proceso de vida debemos nacer de nuevo: renovamos hacia el agua de vida.

Es preciso que ajustemos nuestros calendarios a la eternidad y nuestras costumbres a los mandatos y preceptos para que esa visión del año cuarenta y el día uno del undécimo mes, en donde Moisés le hablo al pueblo exponiéndoles todo lo que el Creador nos demanda con respecto a mantenernos puros, se convierta en una perspectiva de vida que alejándonos de esos ritos, paganos, romanos y Babilónicos, adorando astros, ilusiones, reyes y todo tipo de deidades nos posibilite el consolidar unas costumbres distintas a esas profanas perpetuadas por nuestros calendarios impuros, טָמֵא, tame.

El Texto de Textos nos revela en Filipenses 1:15, “algunos, a la verdad, predican a Cristo por envidia y contienda; pero otros de buena voluntad”.

Oremos para que el Espíritu del Creador nos purifique a diario.

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