
Mi Kabbala – Shevat 8, 5785 – Jueves 6 de febrero del 2025.
¿Misterios?
El Texto de Textos nos revela en Génesis 27:28, “el Creador, pues, te dé del rocío del cielo y de los frutos de la tierra, y abundancia de trigo y de mosto”.
Palabras como misterio, místico, secreto y oculto, עלום, entre otras, han dominado tanto nuestras creencias como algunas filosofías y religiones, lo que ha derivado en que se tejan al respecto de la espiritualidad cientos de especulaciones y elucubraciones, algunas de las cuales intentan explicar lo inexplicable con nuestro limitado lenguaje, controversias que solo redundan en confundir nuestros pensamientos que se sustentan en un modelo mental lleno de cuestionamientos y respuestas engañosas que nos han llevado a vivir desorientados y alejados de nuestro misericordioso Padre Celestial.
Afortunadamente la Biblia contiene sus respuestas, verdades, emet, אמת, que en ocasiones no logramos comprender producto de querer interpretarlas desde nuestras milenarias inquietudes, las cuales cogobiernan nuestras diarias reflexiones, lo que hace que todos estos enigmas se enfrenten a sus revelaciones que se nos presentan en todo y nuestra estrecha capacidad intelectual se llene de dudas que necesitan de esa fe que como fuerza espiritual nos permite reconocernos a través de otros escenarios distintos tal y como Su Palabra nos lo propone, perspectiva que nos otorga esa claridad mental para no seguirnos dejarnos engañar por quienes nos quieren asustar con sus supuestos misterios ocultos.
Con esos mitos y ritos hemos llenado nuestras enciclopedias de suposiciones, despertando más intranquilidad y curiosidad en vez de entender lo esencial, dimensión que con sus principios y fundamentos nos recuerda que si se lo permitimos Él nos guía a través de Su Espíritu, siendo necesario que atendamos sus manifestaciones, las cuales iluminan nuestra conciencia, la cual nos permite que lo que parecía oculto salga a la luz y que a medida que entendamos ello, ese concepto de maldad, רִשְׁעָה, rish’a, producto del pecado el mismo que nos recuerda que esa nuestra fragmentación, solamente cumple el rol de que nos integremos voluntariamente a Él a través de Su obra.
Cada signo lingüístico que vibra con Su palabra, יְהוָ֞ה, Yavé, contiene esas señales que se reproducen como chispas de Luz, fuego, Su Espíritu, ר֫וּחַ, Ruah, proyectando con esos destellos mensajes que nos permiten el comunicarnos de forma mas diáfana con Èl, nuestro alfa y omega, +0nuestra plenitud perfecta, fuente de nuestras coexistencias, redescubriéndonos a través del amor que como vinculo nos aporta otro tipo de reflexiones y argumentaciones, unas que le dan a nuestras vivencias la posibilidad de alejarse de esas reprogramaciones mentales milenarias que nos han mantenido fuera de contexto.
Él nos guía y al leer, releer y estudiar Su Palabra, debemos en oración pedirle a Su Espíritu que nos ayude por nuestra fe a reencontrarnos con esas verdades profundas para que a medida que escudriñemos e interpretemos esos signos lingüísticos traducimos a nuestros idiomas nos nutramos de su amor renovándonos, reenfocándonos gracias a sus enseñanzas, instructivo perfecto para nuestro día a día, siendo por ejemplo esos sus diez mandatos fundamento para nuestros comportamientos, diez, asara, עֶשֶׂר, que nos habla de su perfección la misma que nos llama a corregir nuestros errores.
El Texto de Textos nos revela en Juan 20:29, “Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.
Oremos para que cada lectura Bíblica sea de crecimiento interior.