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Mi Kabbala – Tamuz 22 – domingo 28 de julio del 2024.

¿Caminar?

El Texto de Textos nos revela en Deuteronomio 8:6, “Cumple los mandamientos del Señortu Dios; témelo y sigue sus caminos”.

Nuestro Señor Jesucristo vino a cumplir lo que estaba prescrito en Su Palabra, lo cual siempre reiteró a sus discípulos, תַּלְמִיד (talmid), llamándolos como judíos devotos, observantes, a que manteniéndose sujetos a los mandatos de la Torá, no olvidaran que nuestras erradas percepciones son las que nos llevan a descalificar algunos de dichos preceptos. Esto fue lo que sucedió a los fariseos de aquella época, que predicaban pero obviaban ese amor que debe vincularnos con nuestros próximos tanto como con nosotros mismos y lógicamente con Él como Creador.

La palabra hebrea que nuestro Señor Jesucristo dijo cuando habló de ley fue הלכה (halajá), de la raíz HLK, ה.ל.ך., que significa caminar, para denotarnos que la ley no es solo un conjunto de reglas inertes y oscuras, sino que ellas mismas contienen un camino por el cual debemos guiarnos, gracias a su Santo Espíritu que nos proyecta esa predestinación para reconocernos como sus hijos. Su Palabra, la Biblia, es esa luz que contiene ese código de conducta para que dichas enseñanzas motiven nuestras vivencias. De allí que es lógico que nuestro redentor y Señor Jesucristo se nos presentara como el camino, la verdad y la vida, bella simbología que en ocasiones no atendemos.

El camino que, para algunos estudiosos de la gematría, está relacionado con el número catorce. Según este método interpretativo judío, se le asigna un valor numérico a cada letra hebrea: alef, א, es igual a 1; dálet, ד, la cuarta letra, es igual a 4; y vav, ו, la sexta letra, es igual a 6. Así, el valor numérico de dicha palabra puede ser calculado para hacer analogías con otras expresiones que concuerden exactamente con el mismo valor numérico, permitiendo, gracias a dicha interpretación y revelación, hacer una conexión entre sus conceptos y significados para obtener así una enseñanza.

Quizá por ello el apóstol Mateo construye toda nuestra genealogía alrededor de este número, iniciando desde un nombre; David, דוד. Según la gematría, el valor de la letra ד, dálet, es cuatro, de la ו, vav, es seis, y nuevamente de la ד, dálet, es cuatro, sumando catorce. Esto nos presenta la perspectiva de que David es el decimocuarto nombre que figura en la lista de la genealogía de nuestro Señor, siendo entonces el número catorce el símbolo que nos conecta con nuestro Mesías. Gracias a este tipo de reflexiones, entendemos que nuestro Salvador preparó el camino como nuestro Rey, tal y como nos lo advierte la palabra y sus profecías, viniendo del trono de David.

El apóstol Pablo proclamó que, aunque él también servía al Creador y Señor de nuestros padres y ancestros, había un solo Camino, el cual ellos llamaban herejía equivocadamente. Durante su juicio frente al gobernador romano Félix en el año 57 d.C., Pablo, en lugar de llamarse a sí mismo cristiano, dijo que pertenecía al Camino, palabra que a lo largo del Nuevo Testamento muestra que como seguidores de nuestro Señor Jesucristo estamos llamados a seguir sus pasos, מִתְהַלֵּךְ (mithalej), los mismos que simplemente nos incitan a amarnos como Él nos ama.

El Texto de Textos nos revela en Mateo 5:17, “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir”.

Oremos para seguir los pasos en el camino que nos propone Jesucristo.