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Mi Kabbala – Tevet 14, 5785 – Lunes 13 de enero del 2025

¿Iniciales?

El Texto de Textos nos revela en Sofonías 3:9, “En aquel tiempo devolveré yo a los pueblos pureza de labios, para que todos invoquen el nombre del Creador, para que le sirvan de común consentimiento”.

Estudiar las letras del alfabeto hebreo, אָלֶף־בֵּית עִבְרִי‎, alefbet ivri, nos permite entender que la sexta y última de acuerdo a la creación del universo: Vav, al tener que ver con el tetragramatron representa esos cuatro puntos cardinales, zenit y nadir: IHVH, análisis que nos habla de esa armonía universal a la que le debemos aportar y por ende de la búsqueda de unión entre el Creador y Su obra, macrocosmos que se mueve con la vibración de Su palabra, la cual nos ilumina sirviéndonos para restaurar nuestras relaciones por nuestro pecado rotas, lo que quiere decir que debemos fluir con esa su esencia que es la fuente de nuestras vidas.

Vav, ו, contiene por ende esa invitación a amarnos, proceso que desde nuestra lejanía contiene los peligros y tentaciones terrenales y que nos obliga a colocar toda nuestra atención en su guía para que cual peregrinos dentro de este mundo no terminemos aferrados a esos placeres y sus engañosos satisfactores, curiosidad que nos recuerda a través de este signo lingüístico con forma de gancho o lazo que liga a dos cosas o personas, que debemos integrarnos y que nuestras acciones nos renuevan dentro de ese plan por lo que nuestras pruebas y elecciones contienen esos desafíos.

Desde la gematría dicho letra simboliza el seis, shesh, שש, para denotarnos esos dos polos que entendemos como nuestra dualidad, fuerzas que se atraen en pro de la unidad pero que nos permiten alinearnos hacia un lado, lo que nos lleva a errar convirtiendo la procreación por ejemplo en placeres sin sentidos, lo que implica que nuestras decisiones necesiten de Él para que nuestras dudas sean de crecimiento y no de perdidas, adversidad que confronta nuestros sentimientos generando a través de ellos estímulos engañosos que simplemente nos incitan a buscar cambios.

Vav como signo nos llama a buscar esa armonía en todo lo que significa que nuestra capacidad de crear, de fabricar o construir cumple con ese propósito de vincularnos, de unificarnos de darle una nueva forma a nuestras propias vivencias en pro de encontrar en esa atracción o magnetismo, más que el estímulo que genera nuestro sistema nervioso el ideal de acercarnos cada vez más al Creador a través de Su obra, nexo que como incentivo nos permite además coordinar aquello que antes leíamos como tentación, massah, פיתוי.

Cada uno de los signos lingüísticos entrelazados nos ayudan gracias a la vibración que genera la palabra del Creador y que moviliza también nuestro mundo interior a que nos acojamos libremente a esa transformación, lo cual explica las fusiones que se dan en todo nuestro ser que con sus reacciones moleculares reproducen esa renovación permanente que entendemos desde nuestras engañosas ilusiones como razón de ser de la vida, cuando ella son solo insumos de comunicación del mismo Creador con nosotros para que reconozcamos nuestra esencia y disfrutemos tanto de esta tierra, como del cielo en el que también coexistimos, ya que no hay comienzo, matjil, מַתְחִיל, ni final.

El Texto de Textos nos revela en Juan 15:7, “si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho”.

Oremos para que nuestras expresiones provoquen amor y armonía.

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