Back

Mi Parashá – Génesis 6:2

La gematría nos recuerda que expresiones como “בְּנֵי־הָאֱלֹהִים” (Benei-ha’Elohim), al ser revisadas desde cada expresión “בני” (Benei, “hijos”) y cada letra (ב = 2, נ = 50, י = 10), con un valor de 62, y “הָאֱלֹהִים” (ha’Elohim, “Dios”), (ה = 5, א = 1, ל = 30, ה = 5, י = 10, ם = 40), con un valor de 86, proyecta a través del número 148 que todo está interconectado y que, aunque dividimos lo humano y lo divino, todo está vinculado, perspectiva que nos llama a trascender este mundo material, aprendiendo de esta experiencia terrenal temporal.

Como “hijos del Creador”, nuestra verdadera esencia es espiritual, siendo necesario comprender que no es que seamos más que los ángeles u otros seres espirituales, sino que todos hacemos parte de su obra, lo que significa que todos debemos aportar con nuestras habilidades, dones y especificidades a esta.

Sin embargo, el versículo, a través de la expresión “בְּנוֹת הָאָדָם” (B’not ha’Adam), nos proyecta otra perspectiva gracias a las palabras “בְּנוֹת” (B’not, “hijas”) (ב = 2, נ = 50, ו = 6, ת = 400) con un valor de 458, y “אָדָם” (Adam, “hombre” o “humanidad”) (א = 1, ד = 4, ם = 40), con un valor de 45, para un total de 503, conexión humana, terrenal, que aparentemente contrasta con la expresión “hijos del Creador”, pero que nos llama a una interacción entre estas, lo que nosotros visionamos como dos entidades: lo divino y lo humano.

Unión de fuerzas que, pareciéndonos opuestas, son complementarias, lo cual nos llama a una transformación que, como evolución espiritual, contiene insumos físico-materiales, pero sobre todo mentales, morales, para que nuestras decisiones estén acordes a la voluntad divina. Es por ello que las expresiones “כִּי־טֹבֹת הֵנָּה” (ki-tovot hena), “טֹבֹת” (Tovot, “hermosas”) (ט = 9, ב = 2, ו = 6 ,ת = 400) y “הֵנָּה” (Hena, “ellas”) (ה = 5, נ = 50, ה = 5), con un valor de 475, nos proyectan que el concepto, más que de belleza física, tiene que ver con la bondad que, como virtud, se irradia a través de todo lo que nos rodea.

La belleza física, como tal, no deja de ser otro concepto que depende de la interpretación sesgada del ser humano, quien, desde su estética, le da a los objetos exteriores una apariencia que coincide con su modelo mental de creencias. Por lo tanto, esa atracción que ejercen las “hijas de los hombres” debería interpretarse más bien como un símbolo de las cualidades humanas que atraen lo divino, lo que podría simbolizar el deseo de unir lo espiritual con lo material.

Las otras expresiones que complementan el versículo reafirman esta visión para entender que “וַיִּקְחוּ לָהֶם נָשִׁים” (vayikchu lahem nashim), “וַיִּקְחוּ” (vayikchu, “tomaron”) (ו = 6, י = 10, ק = 100, ח = 8, ו = 6, ו = 6), “נָשִׁים” (nashim, “mujeres”) (נ = 50, ש = 300, י = 10, ם = 40), con un valor de 415, nos dan la idea, gracias al número 536, y los conceptos que tienen este tipo de valores, que el acto de “tomar” debe ser visto más como un acto de unión espiritual que como un acto de posesión material.

Integración que le da al concepto “nashim” (con un valor de 400) una perspectiva de totalidad, tras una búsqueda final de consumación, llamándonos a establecer una nueva fase o estado como humanidad, en donde, distanciándonos de esa dimensión estética alucinante y egoísta, nos propongamos ajustarnos a lo ético-divino.

Relectura del versículo que nos permite asumir esa transición que nos ha llevado a apegarnos a visiones femeninas preestablecidas, que han convertido a las mujeres casi en objetos sexuales, para permitirnos entrelazar la belleza espiritual que nos habla de bondad, para, gracias a esa interacción que nos acerca como hombres y mujeres, atender ese acercamiento como una oportunidad de integrarnos a la vida, gracias a la fusión entre lo espiritual con lo físico, con lo divino y lo humano.

Nuestros desafíos de crecimiento nos incitan a reconectarnos con el Creador, atendiendo mejor sus mensajes, dejando de sesgarlos a nuestras interpretaciones egoístas, para, con su guía, tomar decisiones mejoradas que afecten positivamente nuestras relaciones, logrando con ello impactar nuestro crecimiento espiritual y moral.

Leave A Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *