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Mi Kabbala – Tevet 17, 5785 – Jueves 16 de enero del 2025

¿Vigilia?

El Texto de Textos nos revela en II de Reyes 20:9, “respondió Isaías: Esta será la señal del Creador para ti, de que el Creador hará lo que ha dicho: ¿avanzará la sombra diez grados o retrocederá diez grados?”

Para entenderle como esa Luz superior, deberíamos proponernos vislumbrarle más allá de este universo que solo es un reflejo de esa otra realidad, más lumínica, la misma que se contrajo para generar este espacio “oscuro” en el cual pueden irradiarse y proyectarse dichos rayos, que desde nuestra pantalla interior mental nos reproducen ese vacío de no estar cerca de Él, el mismo que llenamos con todo tipo de imágenes pre concebidas que reproducimos como anhelos, deseos, recuerdos, expectativas, encapsuladas en una memoria, זָכַר, zakár, que captura esas alucinaciones.  

Cuando nuestro Creador dijo: hágase la luz, yehi, יְהִי אוֹר o déjalo ser, nos recreo gracias al vibrar de su voz y a esos signos que parte de su propia identidad: Yahweh, יהוה, permitiéndonos a nosotros como hijos el crear a través de palabras y recrearnos en ellas, siendo nuestra realidad un reflejo de esos destellos de luz, אור, que genera la movilidad de esos símbolos que a su vez posibilitan que nuestro libre albedrio le otorgue un significado a nuestras vivencias siendo necesario eso si el acercamos a esa conciencia divina a través de la Palabra Creadora, para que se renueve nuestro entendimiento.  

Mientras tanto dormidos, shenah, שֵּׁנָה, en el sueño de nuestra temporalidad debemos hacernos conscientes de dicha dimensión de vida para despertar a su lado, vigilia, vitalidad o vigor que nos aleja de esa oscuridad egocéntrica que nos mantiene sometidos y esclavizados sin comprender siquiera el valor de nuestras vidas, hasta que logremos reconectarnos al presente eterno y continuo que hoy parece imperceptible, necesitando que las mismas imágenes planas que proyectamos iluminadas por el sol, nos presenten esa parte mínima de un mundo que con sus fotografías reconocemos como nuestra única posibilidad aferrándonos por ende a esa temporalidad.

Retornar, Teshuvá, תשובה, a esa nuestra morada celestial implica que nuestro proceso mental que captura estas imágenes, les compara y clasifica, tenga como referencia ya no nuestro ordenamiento lingüístico confuso, para el que nos forman desde el mismo vientre de nuestras madres, sino Su palabra, para que así la información que capturamos pueda coincidir con la que ya tenemos en nuestro ADN y esos conceptos limitados y finitos nos proyecten esa verdad, que incluso a través de esos imaginarios e ilusiones sospechamos y que le dan sentido a nuestro diario devenir.

Jaalam, יַעְלָם Ya’lām, lo oculto, nos llama a recrearnos en la Palabra del Creador religándonos a Él, a través de una relación que nos vincule e integre a Su Luz de la que nos separamos voluntariamente para poder reconocernos como sus hijos para así además acceder gracias a otra serie de nuevas impresiones divinas, a ese Su reino, reclasificando nuestras propias abstracciones mentales para irnos demostrando así que hay otra realidad a la que también podemos vincularnos si nos dejamos guiar por el Espíritu Santo.  

El Texto de Textos nos revela en Efesios 5:15, “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, 16 aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos”.

Oremos para poder aprovechar este continuo presente eterno para integrarnos a la Creación.

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