
Mi Kabbala – Tishrei 28, 5785 – Miércoles 30 de octubre del 2024.
¿Sacrificio?
El Texto de Textos nos revela en Jonás 2:9, “Yo, en cambio, te ofreceré sacrificios y cánticos de gratitud. Cumpliré las promesas que te hice. ¡La salvación viene del Señor!
La porción de Vayikrá, וַיִּקְרָא (Levítico), habla sobre las diferentes prácticas de sacrificios animales, un sistema universal desde tiempos inmemoriales que, gracias a la palabra hebrea korban (קרב), se comprende más como un acercamiento al Creador, una integración que implica ofrecer lo mejor de nosotros. Korban también puede traducirse como “guerra”, insinuando que debemos luchar con nuestra naturaleza pecaminosa para reconocernos desde la principal característica de nuestro Padre: el amor y el compartir. Nos llama a batallar para que no sean los deseos egoístas los que reinen en nuestra dimensión espiritual.
Los animales elegidos para el sacrificio en Vayikrá representan una energía especial para eliminar parte de las transgresiones creadas en nuestras “guerras” o caos internos, acompañando esos rituales con la oración y la búsqueda de una nueva conciencia. Afortunadamente, nuestro Señor Jesucristo nos demostró que no es necesario el sacrificio animal y que el pecado puede minimizarse a través de la fe en Él, en korban (K, R, V, קרב), como una motivación para acudir a Él entregándole nuestra vida y permitiendo que sea el amor quien nos guíe.
La expresión karev (קרב) implica una cercanía cada vez mayor; si atendemos sus señales, nos llama a dejar de percibirnos como partes separadas, acercándonos no mediante la muerte de animales o sacrificios (sacrificium, sacrum facere) u ofrendas, sino mediante la fe y la confianza. Esta es indispensable para que nuestras batallas internas nos lleven a buscar la unidad con lo sagrado, sacrificándonos, como sacerdotes en el Tabernáculo, cumpliendo con sus preceptos y ofrendándole lo mejor de nuestros dones, sirviendo para mantenernos en sus propósitos.
Como creyentes, debemos ser gratos a diario, guiados por Su Santo Espíritu, lo que implica reconocer en cada instante sus presentes, dar lo mejor de nosotros, poner nuestros dones al servicio de todos y ser responsables y útiles en nuestros entornos. Se trata de amar, de otorgar, de reconocer el acto de dar como el principal medio para acercarnos a Él a través de Su obra, aprovechando esta pausa, hetsek, הֶפְסֵק, o paréntesis en la eternidad para entender que nuestro descanso significa que, como hijos, podamos disfrutar a Su lado de todo lo que Él creó para nosotros.
Isaac, יצחק (sonrisa), también proyecta, gracias a la fe enseñada por su padre Abraham, que la sangre sacrificial es un llamado a tomar conciencia de nuestros pecados y a que, como creyentes y salvos, debemos buscar la presencia permanente del Creador. Así, hacemos de nuestro cuerpo un templo, Su morada, sabiendo que el sacrificio en la cruz nos llama a ofrendar nuestra propia vida en cada instante, guiándonos a ser coherentes y consecuentes con ese llamado de amor que convierte el sacrificio en un hermoso acto de servicio.
El Texto de Textos nos revela en Efesios 5:2, “Y lleven una vida de amor, así como Cristo nos amó y se entregó por nosotros como ofrenda y sacrificio fragante para el Creador”.
Oremos para sacrificar nuestros deseos pecaminosos y acercarnos al Creador a través de la fe en Jesucristo y el amor a nuestros próximos.