Mi Parashá – Génesis 5:15

Aunque el nombre “יָרֶד” (Yared) tiene una connotación de descenso, debemos interpretar dicho término desde el enfoque de traer la espiritualidad hacia lo terrenal. Por ello, Jared engendró a Enoc (חֲנוֹךְ, Chanoch), una figura especialmente importante, reconocida por su devoción y su relación íntima con el Creador, al punto que no murió, sino que fue llevado al cielo.

Los creyentes entendemos, a partir de esta analogía, la promesa de arrebato por parte de nuestro Señor Jesucristo, quien venció la muerte, mostrándonos con su ascensión espiritual. Enoc refleja a esos seres tzadik, justos, de gran pureza espiritual, cuyo nivel de santidad es tan elevado que no necesitaban pasar por la muerte física como los demás seres humanos.

Estas vidas están totalmente alineadas con la voluntad divina, por lo que sus almas alcanzan la perfección para trascender el plano físico directamente. Es por ello que incluso hay quienes ven en Enoc al ángel Metatrón, uno de los ángeles más poderosos y de mayor jerarquía, especulando que Enoc fue transformado en Metatrón al ser llevado al cielo, convirtiéndose en un ser angelical.

La vida de Enoc y su ascenso sin pasar por la muerte simbolizan el camino del conocimiento y la sabiduría (da’at), que está ligado a la conexión directa con el Creador. Enoc, como símbolo de este camino, demuestra que, mediante una vida de completa devoción y estudio de los misterios divinos, uno puede alcanzar una unión tan íntima con Él que trasciende la muerte.

El número ciento sesenta y dos puede ser visto como un tiempo de maduración y desarrollo en la vida de Jared, preparándolo para traer al mundo a una figura tan trascendental como Enoc. Y es que, mientras el número 100 se asocia con la plenitud, el 60 con la verdad y la justicia, y el 2 con la dualidad y la unión.

Esta combinación sugiere que la vida de Jared estuvo marcada por la búsqueda de la verdad y la justicia, alcanzando un estado de plenitud antes de engendrar a Enoc. Enoc “חֲנוֹךְ” (Chanoch), con un valor gemátrico de 84 (ח=8, נ=50, ו=6, ך=20), representa ese camino hacia la perfección espiritual.