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Mi Parashá – Génesis 5:19

La vida de Enoc (חֲנוֹךְ, Chanokh) es vista como un ejemplo de devoción y cercanía al Creador. El hecho de que Enoc viviera trescientos años después de engendrar a Matusalén y que durante ese tiempo engendrara “hijos e hijas” sugiere que su legado espiritual se expandió a través de una familia numerosa.

La cifra de trescientos años tiene un significado especial, asociado con la plenitud y la fuerza espiritual, representada por la letra hebrea “ש”, Shin, cuyo valor es 300. Esto denota que la vida de Enoc después de engendrar a Matusalén se mantuvo en un periodo de expansión espiritual y cumplimiento de su misión divina.

En la gematría, el número 300 se asimila al valor de la letra “ש” (Shin), que simboliza la presencia divina, la paz y la plenitud, por lo que los trescientos años que Enoc vivió después de engendrar a Matusalén estuvieron marcados por una fuerte conexión con lo divino y una vida dedicada a la expansión de su legado espiritual.

Enoc, al vivir trescientos años después de engendrar a Matusalén y engendrar hijos e hijas, muestra cómo su devoción y conexión con lo divino no solo afectaron su propia vida, sino que también se transmitieron a las generaciones futuras.

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