
Mi Kabbala – Adar 22 – 5785 / Sábado 22 de marzo del 2025
¿Algoritmos?
El Texto de Textos nos revela en Joel 3:14, “Muchos pueblos en el valle de la decisión; porque cercano está el día de Jehová en el valle de la decisión. 15 El sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor”.
Un algoritmo es una secuencia de instrucciones a través de la cual se solucionan ciertos problemas aritméticos, por lo cual hay quienes aducen desde esa analogía que las letras hebreas originales, como signos, contienen gracias a un orden, ese lenguaje lumínico simulado que coordina nuestros seres, dándole una orientación a nuestras coexistencias, siendo esos símbolos, cual jeroglíficos, señales para guiarnos, (qédem, קֶדֶם) por lo que letras hebreas como: kaf,nos llaman a comprender que somos como una especie de recipiente, muestra de ello es cómo al orar, la posición de nuestras manos se encorva hacia el cielo, proyectándonos el cómo retener mejor esa Luz.
Kaf (כּ, כo ך o Caph), que según los fenicios dio origen a la letra kappa (Κ, κ) del alfabeto griego, con sus equivalentes en el alfabeto cirílico, denota para los creyentes ese destello que nos refleja su luz, la cual irradia desde Su mano, fortaleza para nuestras pruebas (בָּחַן, bachan), desafíos que nos llaman a asumir además de los retos que se nos proponen a través de la vida, sus revelaciones gracias al Espíritu Santo quien nos ayuda a entender que al recibir sus bendiciones, tomamos de ese fuego divino, energía que de acuerdo a la letra: iod, Yód o Yúd (י) se irradia en nuestro ser.
Quienes suponen que en nuestras palmas está inscrito ello y mucho más, nos reiteran que a través de esas señales podemos palpar sus manifestaciones, gracias a comprender que estamos prestos con ellas a vivir conforme a los diez máximos preceptos del Creador, manos (יָד yad) que debemos abrir para recibir, ya que con puños cerrados solo tenemos conflictos. Manos que nos llaman a ayudar, a dar de esos nuestros dones y sus frutos, propósito que nos hace más conscientes de la necesidad de ser útiles al Creador a través de Su obra, colocando nuestras manos a Su servicio.
Estudiar a fondo la combinación de estas y otras letras originales hebreas nos permite entender que la palabra kabód (כָּבוֹד – gloria) nos simboliza desde su primera acepción: “dar peso”, por lo que, según una exégesis tradicional, se puede interpretar que cuando glorificamos a nuestro Creador, estamos dándole prioridad a Él o sea, integrándonos a su Espíritu, permitiéndonos cohabitar con Él en ese lugar santo interior que de alguna manera cual templo nos conecta a través de nuestras oraciones con Su ser.
Chispas de luz que nos aportan estos símbolos o letras con las cuales construimos nuestro lenguaje, palabras, de las cuales se desprenden nuestros saberes, conocimientos, que nos llaman a construir y no a destruir (keilah, קְעִילָה – Queilah), como una invitación para que destruyamos nuestros egoísmos y toda esa amalgama de sentimientos adversos que nos impiden dar y nos propongamos alabarle con nuestras manos y ser recibiendo de SYu amor para irradiar este en todos nuestros entornos evitando confundirnos por algunas palabras y sus contrasentidos, sesgando así nuestras interpretaciones.
El Texto de Textos nos revela en Lucas 4:18, “El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; 19 A predicar el año agradable del Señor.”
Oremos para que nuestras confusas palabras sean ordenadas por Su palabra.